Dolorosa verdad

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Llegue a donde estaba Adalyn y lo primero que observe, era que ella estaba sentada sobre sus rodillas, con los ojos cerrados saboreando se los labios, que tenían pequeñas manchas de sangre al igual que su vestido, eso no fue lo que me impresiono, lo qué me impresiono, me dejo sin palabras fue que al abrir los ojos no eran del hermoso color amarillo que siempre tenía, eran rosas y con las pupilas como las de un felino. Me quede sin palabras, caí sobre mis rodillas atrapada por el miedo, ¿¡pero qué podía hacer!?

- ¿Ce.. les.. tine? Dijo mi nombre al percatarse de mi presencia, yo seguía mirándola, ¿qué demonios pasaba?, no lo entendía, observe que ella se acercaba a mí, yo sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, sus ojos seguían rosas, y pude notar unos colmillos que se asomaban

- No... ¡No! Su sola apariencia me daba demasiado miedo, mi cuerpo no respondía y no podía moverme

- Celestine esto..... Yo... Al ver que no quería que se acercara más se detuvo y sus ojos volvieron a ser amarillos - ¿Porqué., por qué? Escuchaba que se preguntaba entre susurros, agachaba la mirada apretando los puños de sus manos, parecía frustrada, y después me miro con los ojos llorosos - ¿¡Por qué estás aquí!?

Al verla así mi corazón se rompió, ¿tenía miedo?, si demasiado pero eso no era impedimento para sentirme mal, el verla casi llorar en lugar de reír no me gustaba, me iba acercar pero de nuevos sus ojos volvieron a ser rosas, se abalanzo sobre mí y lamió mi mejilla.

- ¡Adalyn no!, ¡deja me!.... Trate de quitarla de encima, pero era demasiado fuerte, después recuerdo que fijo sus ojos en los míos y cuando menos sentí me beso, me resistí, lo admito yo la quería, la amaba, ella me devolvió la sonrisa que había perdido, me enseño nuevas cosas y nuevos lugares, cosas que me hacían reír y llorar en el buen sentido, pero lo más importante era que ya no me sentía sola, que podía sentir muy dentro de mí que otra vez Celestine volvía, aquella niña estaba volviendo gracias a ella.

Ella tan amable, con su típica sonrisa, y sus hermosos ojos amarillos que me atraparan sin previo aviso, ahora ella, a la que yo amaba me estaban besando, pero no sentí nada en ese beso, era vacío sin calor y amor, en serio quería que ella me besará, pero no de esta forma, ¡no de esta forma!

Se separó y lamió mi cuello, yo trate de aguantar las lágrimas pero no pude - Alguien... alguien... ayuda... Esta ya no era mi Adalyn, sus ojos no eran los mismos, sus sonrisas no eran las mismas, me acariciaba, pero no era lo mismo, no sentía sus amor, no sentía aquella linda sensación de cuando acariciaba mi cabeza o me abrazaba, ya no era ella, no sabía qué hacer, no entendía lo qué pasaba, el pánico y el miedo se apoderaron de mí y grite, grité aquel nombre que nunca debí gritar, cuanto me arrepiento - ¡Ayuda... ayuda Undertaker!

Cerré los ojos con fuerzas, Adalyn estaba por quitarme la ropa de encima hasta que escuche un gran estruendo, abrí los ojos y Adalyn estaba recargada sobre una pared qué estaba agrietada, subí mi mirada y aquel hombre de negro me miro y me dijo

- Señorita veo que no hizo caso a mi advertencia, pero por lo menos me pidió ayuda Parecía estar serio, volvió su mirada a Adalyn la cuál de nuevo estaba parada - Está niña no es tu cena ¿Cena?, me pare y mire a Adalyn, ella tenía un ojo amarillo y otro rosa

- Shini... gami... lleva... lleva tela por favor Adalyn parecía sufrir, y en cuanto termino de decir esto ella salto y me tomo, salió corriendo.

El destino nos enlaza al amorWhere stories live. Discover now