Capítulo 3

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DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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Capítulo 3

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Se levantó temprano el día siguiente y muy feliz con los avances que había realizado para su caso. Sólo le quedaban dos días para presentarlo en la corte ya que el viernes por la mañana estaba programado el proceso de desconexión del durmiente. Un sólo paso en falso y todo acabaría para él.

Se desperezó y levantó de la cama, dirigiéndose al baño se lavó la cara. Salió de su habitación y pronto le llegó el olor del café fresco, tostadas y huevo con jamón. Su estómago rugió a la vida y como de forma autómata se dirigió a la cocina.

—Buenos día cariño, supongo que tendrás hambre.

—Buenos días.

—Te preparé los huevos como tanto te gustan.

—Me gustaban, he cambiado.

—Ya veo.—dijo cabizbajo—De todos modos lo preparé para ti, siéntate.

Tomó el asiento que su padre le indicaba y lo observó mientras le servía un plato con tostadas y jamón, además de la taza con café. Tomó también un plato y se sentó a la mesa con ella.

—No es necesario que tengas estas atenciones conmigo.—dijo sin ni siquiera levantar su mirada para verlo.

—Es lo menos que puedo hacer después de que me has abierto las puertas de tu casa.

—Ya te dije que no será por muchos días.

—Lo sé Ami, no tienes que repetirlo.

Siguieron comiendo en silencio. Ami estaba tensa, no le gustaba tener a su padre allí, era demasiado doloroso. Aún tenía que pensar si iba a contarle o no a su madre, no quería tener secretos con ella pero no sabía cómo reaccionaría. Terminó su desayuno y se levantó de la mesa.

—Muchas gracias, ahora debo ir a prepararme para el trabajo.

Se dirigió al cuarto sin esperar respuesta y salió luego de media hora. Tomó las llaves de su auto y del departamento.

—Ami.

—Dime.

—Quería pedirte si podías darme algo de dinero para ir al médico, es que yo ya no tengo más.—dijo Amade avergonzado.

—Toma.—le tendió algunos billetes que sacó de su bolso—Si necesitas más me avisas.

—Gracias, prometo que lo devolveré en cuanto pueda.

—No te preocupes.

—Que tengas un buen día cariño.

Esas palabras las sintió como cuchillas que se enterraban en su pecho. No le respondió, dio la vuelta y se fue.

Amores imposibles 2: Mientras tú dormíasWhere stories live. Discover now