Prólogo.

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On fire.

Prólogo.

No podía hacer más que rendirse ante sus encantos, no había elección porque lo deseaba más de lo que creía. Su placer era inminente, devastador y lo abrazaba con intensidad, sentía su cuerpo estremecerse con cada roce, en el movimiento sólo sentía sus piernas temblar del placer que lo derretía.

«Más rápido, más veloz» le reclamaba su mente perdido en un mar de sensaciones que lo corrompían. Lo penetraba salvajemente, no había compasión en ello, era tan erótico mirar sus movimientos arremeter contra aquel cuerpo acanelado que sólo sabía gemir insultos. El deseo aumentaba con la temperatura, delirando del calor que los dominaba a ambos.

Entre tropiezos volvió a acorralarlo entre la cama y el suelo. Ninguno de los dos había podido llegar hasta ella cuando sus cuerpos se habían fusionado cegados por la lujuria. Estaban locos, flechados por una capa de debilidad que los hacía complementarse totalmente.

Naruto se restregaba contra Sasuke lo más que podía, dejando todo su cuerpo a su merced, dejándose llevar por la intensa llama de pasión e intentando saciar la sed de deseo que le provocaba su acompañante. No podía dejar de intentar calmar sus deseos, «más fuerte, más profundo» gritaba su mente entre anhelos desesperados.

No quería dejarlo así, no quería escapar de él, solo entregarse a esa necesidad que lo tenía tan hambriento. Lo tiró a la cama mirando la sorpresa en los ojos azabaches, Sasuke era un bastardo que le gustaba dominar la situación, lamentablemente, tenían el mismo complejo. Lo volvió a empujar remarcando su autoridad para domarlo.

Se subió a él mientras sus ojos entrecerrados lo contemplaban. Después de mucho tiempo en soledad había aceptado a ese hombre como su amante de placeres. Se sentía dichoso de haber encontrado a alguien que lo satisficiera con la misma necesidad que él. Esos ojos negros lo corrompían de tal forma que lo hacían olvidarse de su propio nombre.

Dobe...

— Cállate, teme, no arruines el momento.

Era un juego de insultos, siempre era así con Sasuke. Lo último que pensó cuando lo conoció era que terminaría entre sus manos ¿o era al revés? Sasuke idolatraba su cuerpo de la misma forma que lo hacía él. Estaban enfermos, idiotizados por una lujuria que día a día los consumía cada vez más a ambos.

Quiso tomarlo, alcanzarlo, pero Naruto sonrió con arrogancia y golpeó su mano, remarcando quién tenía el control de la situación. Comenzó a hacer fricción entre sus dos cuerpos, sintiendo como Sasuke se estremecía igual o más que él. Besó su pálido cuello con pequeños toques, suspirando en aquel punto sensible que tenía.

Era absurdo pensar en lo bien que se conocían sus cuerpos en tan solo seis meses.

Sintió pender el dominio de la situación cuando Sasuke lo mordió detrás de la oreja, ese maldito bastardo sabía lo que le gustaba. Gimió alto, con pasión, con ansiedad y necesidad, pero de nuevo volvió a empujar a su amante contra la cama. Cuando estaba por replicar lo besó, dejó que sus labios hablaran con su lenguaje corporal y se tragaran, literal, esos carnosos labios que lo derretían.

Ambos gimieron extasiados. Sus lenguas bailaban sincronizadas al ritmo de su pasión. Sentía que se derretía, que la lujuria lo dominaba y cuando Sasuke estuvo por girarlo tomó su miembro tan caliente como el suyo. Dejó que sus movimientos ardieran tanto como su tacto, no lo dejaría ganar.

Su amante se estremeció y de nuevo se dejó caer a su merced. Su cuerpo temblaba del deseo contenido, Naruto estaba siendo cruel con su cuerpo, poniendo a prueba su tolerancia, pero al mismo tiempo, dándole un placer arrebatado ¡Ya no podía esperar más! Y estaba seguro que el rubio tampoco.

On fire.Where stories live. Discover now