•SIETE•

4.2K 342 36
                                    

Despierto desorientada y con un dolor de cabeza de mil demonios.
En cuanto enfoco la vista me doy cuenta de que no estoy en mi habitación, sino en una pequeña sala desocupada que tenemos en el barco únicamente con una cama,una mesita y un pequeño armario.

Noto unos ronquidos a mi lado y mi sorpresa no puede ser mayor al encontrarme a Zoro a escasos centímetros de mí.
Él está sin camiseta y mi mente comienza a divagar,incapaz de recordar todo lo que pasó la noche anterior.
Pequeños fragmentos vienen a mi cabeza, haciéndome sonrojar hasta la médula,recuerdo vagamente habernos besado en la cocina,por un momento hasta puedo sentir sus manos en torno a mis muslos elevándome para ponerme sobre la encimera,a partir de ahí todo está borroso.

Confusa,me atrevo a mirar debajo de las sábanas y suelto un pequeño grito al ver que me encuentro tan solo en ropa interior,abrazada a Zoro,que lleva puestos los pantalones,lo que me tranquiliza un poco.

Recuerdos de mi pasado de abusos vienen a mi mente, atormentándome,llevándome a un momento de mi vida que no quiero volver a recordar nunca más.Mi cerebro me juega una mala pasada y no puedo evitar asociar aquel momento tan sucio con éste,abrazada en una cama a un chico por el que admito sentir algo.

Al parecer mi grito lo ha despertado, porque me observa con una mirada soñolienta, preocupado,y hasta que me abraza no me doy cuenta de que estaba llorando.

Siento un impulso desesperado por separarme,pero me digo a mí misma que esto no tiene nada de malo,él no es como todos esos piratas.

Me tranquilizo y correspondo a su abrazo.

-¿Qué pasó anoche?-Consigo decir avergonzada,a la vez que bajo la mirada.

Él pone su mano suavemente bajo mi barbilla,haciendo que lo mire a los ojos.

-Eh,puedes estar tranquila,no me aprovecharía de ti estando borracha.Aunque he de decir que me lo pusiste muy difícil.-Dice sonrojado,llevándose nervioso una mano a su nuca,sus palabras me dejan atónita y por una pequeña parte me alegro internamente por no recordar lo que hice anoche, qué vergüenza.

Me quedo pensando en lo poco que me ha venido a la mente,lo que pasó en la cocina.
La situación me sobrepasa y decido no sacar el tema a relucir,ya que si él no lo ha hecho ya tal vez sea porque se arrepiente.
Al pensar eso me pongo triste al instante y él lo nota.

Justo cuando va a decir algo,comienzo yo a hablar.

-El vestido...¿m-me lo quitaste tú?

La pregunta lo pilla por sorpresa y me mira obvio,haciéndome saber que tal y como pensaba habíamos estado a punto de acostarnos.

Empiezo a sentirme rara,como si el pánico a poder haber hecho algo más la noche anterior me invadiera poco a poco,asociándolo de nuevo con todos mis episodios anteriores de forcejeos y abusos.

Le pido algo de ropa para poder irme a mi habitación.
Él me pasa una camiseta confundido y me la pongo corriendo tras pedirle que se gire.

Cuando le indico que ya puede volver a girarse nos quedamos mirando,no puedo evitar pensar que él sí que se acuerda de todo.
En estos momentos me odio a mí misma por no poder estar con alguien de esa forma sin sentirme sucia,como si fuera algo completamente tabú y vergonzoso,a pesar de que sé que no es así.

Él me mira haciéndome sentir desnuda,pero no físicamente,sino como si entendiera el debate interno que estoy teniendo por culpa de mi pasado,y agradezco infinitamente que no luzca molesto conmigo.

Cuando abre la boca para hablar un gran coro de gritos provenientes de la parte delantera del barco nos pone en alerta.

Salimos corriendo de la habitación y nos dirigimos allí donde vienen los gritos.
A medida que nos acercamos podemos distinguir la inconfundible risa de Luffy.
Nos miramos extrañados y él abre la puerta para salir a la cubierta,donde ya están todos los demás.

El hielo también quema (Zoro y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora