Our End ❥ʟᴇᴠɪʜᴀɴ

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Por fin lo podía oler, ese perfume tan varonil que emanaba, era una mezcla de fragancia fresca y sus hojas de té negro que siempre jodía. Era tan exquisita que no se había dado cuenta de su notable sonrojó y como apretujaba entre sus brazos a la pequeña persona.

Pero un agudo dolor en su cabeza hizo que deje de abrazarlo.

—Ay no... —murmuró mirando el rostro de Levi.

Accidentalmente en su salto épico lo golpeo, haciéndolo poner una extraña mueca, para ella parecía un semblante de estreñimiento, cosa que él odiaba que le digan.

— ¡Cuatro ojos de mierda! —exclamó furioso.

En su mente lo único que tenía era como matarla y torturarla, la iba a hacer sufrir, lo tenía cansado con sus idioteces, y con los restos de lo que quede de su cuerpo de mierda, se lo daría de comer a las mierdas de titanes que tiene como mascota.

— ¡Gracias no necesito más de tu ayuda! —contestó riendo.

Empezó a correr por todo el cuartel, seguido del moreno que pensaba en donde había dejado sus cuchillas.»

—Tsk, allí confirme que eres cabeza dura—murmuró mirando las aves.

— ¿Y cuándo rapaste a Erwin? —dijo tosiendo por reír.

Ella nunca supo que conversación hubo minutos antes de su llegada.

«— ¿Tú dices que debamos llevar a cabo esa misión? —preguntó un hombre, al finalizar su explicación.

Erwin y Levi se encontraban en la oficina del primero.

Para el segundo, lo único que escuchaba era a quien debían sacrificar como siempre.

—Tsk, sacrifiquemos a la cuatro ojos—comentó rasurando las cienes del pelo del rubio.

El contrario quedo en silencio, para luego una pequeña sonrisa asomarse por su comisura izquierda. ¿Era lo qué pensaba?

— ¿Por qué la nombras tan de repente? —preguntó Erwin entrelazando sus manos sobre su regazo. Llevaba una fina tela, donde los restos de su cabello caían y así no ensuciar el piso.

—Dijiste para sacrificar, yo di una idea—comentó neutral.

Alzó los hombros con aburrimiento y siguió observando cómo seguir cortando, aquel sujeto era meticuloso y perfeccionista, por lo tanto, debía hacerlo con paciencia.

—Yo dije sobre la misión, no sobre sacrificar—comentó con una ceja alzada.

El contrario quedo callado, ¿Por qué la nombro? De igual forma siempre lo usaban a él para traer titanes.

— ¿Si tu vieras que elegir a alguien cansador? —preguntó el de cejas.

Jugaría a un juego para poder sacarle la verdad de la boca.

—Hanji—contestó Levi sin pensar.

¿Quién sería más cansadora que ella?

— ¿Alguien que siempre escuchas sus gritos?

—Hanji.

— ¿Alguien qué siempre está a tu lado?

—Hanji.

— ¿Alguien que proteges?

—Hanji.

— ¿Alguien a quien amas?

—Hanji.

Erwin levanto una de sus cejas burlón, lo había logrado.

El contrario se cacheteo mentalmente, ¿Qué carajos acaba de decir?

—Digo—carraspeó para continuar—; digo, que a nadie, lo dije sin pensar.

—La amas—comentó ignorando el comentario anterior.

—Tsk, ¿Y si fuera así, que tiene? Total, tú abandonaste a alguien que amas por miedo a morir y que no la vuelvas a ver.

—Entonces es eso... —murmuró el rubio. Rascaba su barba de tres días, en forma pensativa.

— ¿Eso? —preguntó confundido Levi.

—Tienes miedo a amarla y perderla—comentó acomodándose en la silla.

Suspiro, tenía razón el cejotas, pero nadie debía saber aquella situación, esto no es un lugar en donde se ponía en práctica "situaciones amorosas". Era el ejército y el amor no estaba en su lista.

Levi acomodó la navaja para seguir cortando el cabello a Erwin, e ignorar la conversación, pero un horrible estruendo hace que por el susto corte de más.

— ¡Erwin! —exclamó Hanji abriendo de golpe.

Traía con ella cientos de papeles, demostrando la importancia de estudiar a los titanes cerca del cuartel, y con mayor razón, traerlos a vivir aquí con ella.

Estaba tan feliz de sus descubrimientos y la ayuda del diario encontrado podía poner más razones y hasta mejores del anterior papeleo.