No te permites ser feliz

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Nathan tenía ganas de celebrar que Adele aceptó ser su esposa, sin embargo ella no quiso y le pidió que la llevara a casa.

-Sólo estoy cansada Nathan, hoy fue un día muy difícil, tuve mucho trabajo y no tuve una buena relación con Angélica y Laura, así que, quiero llegar, descansar y que mañana todo esté mejor.

-Lo entiendo mi amor- Adele giró los ojos, no estaba acostumbrada a tanto amor- descansa y te amo.

Nathan se acercó y le plantó un beso en los labios que Adele respondió no de muy buena gana, se bajó del coche y entró a su departamento y estaban Laura y Angélica viendo la televisión.

-Hola- saludó Adele al entrar.

-Hola- respondió Laura y Angélica se quedó en total silencio- Pero ¿Qué es ese diamante que brilla en tu dedo?

-Me les caso- Dijo Adele no con mucho entusiasmo- Nathan me propuso matrimonio y acepté ¿Hice bien o mal?

-¿PERO QUÉ ACABAS DE HACER? - Gritó Laura a punto de convulsionar mientras Angélica tomaba un sorbo del vino que tenía en sus manos.

-¿No piensas decir nada Angie? - preguntó Adele.

-Felicidades- dijo a secas.

-Adele ¿Estás loca? - soltó Laura- tú no lo quieres, es más, tú jamás te casarías, lo dijiste.

-Sí, pero es que...- Adele soltó un suspiro grande y comenzó a sollozar- me enamoré, perdidamente , me enamoré de Simon, no quería aceptarlo, no quería decirle a nadie, pero me duele, me duele saber que no será mío y me casaré con Nathan para que vea de lo que se perdió, para que entienda que alguien como yo no hay allá afuera.

-¡Estás loca!- dijo Laura- Angélica no te quedes callada, dile algo.

-Que haga lo que quiera, es su vida ¿no? - dejó la copa de vino en la mesa de centro y se levantó para irse a su habitación.

-Bueno y ¿A ti qué te pasa? - preguntó Adele un poco furiosa- me estoy abriendo con ustedes y reaccionas así- se dirigió a Angélica.

-¿De casualidad no recuerdas lo que me dijiste por la tarde?- preguntó Angélica parándose frente Adele- pasa que estoy harta también, estoy harta de que no tengas un sueño en la vida, que no tengas una meta, que todo lo que ves que se mueve lo quieres para ti, me duele que no quieras ser feliz, me duele que no permitas a tu corazón elegir lo que quiere y que todo en la vida sea a costa de algo, siempre piensas en ti, nunca un poco en los demás- Adele se veía fuerte escuchando las palabras de Angélica pero todo lo que Angélica le decía era real- piensa un poco más, trata de ser feliz, déjate de andar de cabrona por aquí y por allá, hoy me dijiste algo que verdaderamente me dolió. Y sinceramente jamás hubiera sido capaz de decirte todo lo que tú me dijiste, pero tú comenzaste a ofenderme y es por eso que ahora yo te digo lo que pienso. Te adoro, te amo, eres una hermana para mí, y me duele verte tan jodida, ver que todo lo que quieres es vengar lo que tú padre le hizo a tu madre.

-¡Ya! ¡Basta! - intervino Laura- no se peleen más.

-Nadie está peleando- dijo Angélica muy tranquila- yo también tengo mi límite como Adele, yo también me harto. He estado aquí para ti, las veces que las has necesitado, te he apoyado en todo aunque no esté contenta con la decisión, pero eres mi hermana y siempre haré eso y , es momento de irme a acostar, estoy cansada- suspiró, se le salió una lágrima, se la limpió y le dio un beso en la mejilla a Adele.

-Angie, espera- la tomó Adele del brazo y la abrazó.

Angélica recibió el abrazo, esperando a que Adele dijera algo sobre lo dicho por la tarde, sin embargo Adele no lo hizo. Angélica se sintió decepcionada y se fue a dormir.

-¿Estás consciente de lo que acaba de pasar? - preguntó Laura al quedarse a solas con Adele.

-¿Qué? - preguntó limpiando unas lágrimas.

-Angélica es la primer persona que tiene el valor de decirte lo que haces mal y lo que haces bien... Y no tuviste el valor para pedirle disculpas por lo que pasó en la hora de comida.

-Sí , estoy consciente que estoy jodida, que soy una bazofia de la sociedad y sí, lo arruiné todo con Angélica.

-¿Qué esperas para pedirle perdón idiota?

-No pude, me sentí avergonzada. Mañana por la mañana le pediré perdón. Angélica es el ser más puro que conozco y es la que menos merece sufrir y menos aún por mis cosas, ella no tiene la culpa de nada y desaté mi furia con ella.

-¿Qué te pasaba por la tarde? - preguntó Laura.

-Le dije adiós a Simon, quedé frente a él como lo que soy, una mierda, una piedra en el zapato.

-¡Ya basta Adele! Basta de decirte esas cosas, tienes el autoestima por los suelos, aunque parezca que no, te degradas tanto que das flojera.

-¿Tú también? - preguntó Adele furiosa.

-Sí, queremos verte feliz, no jodida, no seas cabrona como dice Angie. Piensa en ti, pero también en los demás...

-Será mejor que me vaya a dormir, creo que tengo muchas cosas en qué pensar.

-Mejor- dijo Laura, se acercó a ella y le dio un abrazo- te amo, lo sabes ¿no?

Adele sonrió y se fue a su habitación, se sacó la ropa que traía puesta y se puso la ropa de dormir, se recostó sobre su cama, pensando en el día tan difícil que había pasado y de tanto pensar los se quedó completamente dormida.

A media noche tocaron al timbre de la casa de las tres amigas y Angélica despertó rápido y con el rostro adormilado y con una pijama de short corto y blusa ajustada al cuerpo de tirantes se dirigió hacia la puerta a abrir y su sorpresa fue grandísima al ver que había una silueta al abrir la puerta, con un enorme ramo de rosas cubriendo su rostro, por un momento pensó que era Simon buscando a su amiga Adele, pero cuando aquel hombre apartó el ramo de su cara , su sorpresa fue tan grande que no pudo evitar soltar un grito de emoción, era Fernando, el chico que había conocido.

-Pero ¿Qué haces tú aquí y a estas horas?- preguntó Angélica lanzándose sobre él para abrazarlo y darle un beso en la mejilla.

-Dijiste que sí nos volveríamos a ver y no recibí llamada tuya, así que tomé la iniciativa de venir a buscarte y no me arrepiento- la miró de pies a cabeza y ella se sonrojó- y te traje esto- extendió el ramo y se lo dio, Angélica lo tomó gustosa.

Adele y Laura salieron de sus habitaciones al escuchar ruidos provenientes de la cocina y Laura sonreía al ver la felicidad de Angélica mientras que Adele estaba descubriendo que en el fondo sentía algo de envidia, pues, Angélica estaba siendo querida por alguien y ella le correspondía y si se daban el tiempo llegarían muy lejos, se sentía feliz por ella y al mismo tiempo sentía rabia, rabia por no tener eso que Angélica sí tenía;  Adele simplemente quería amar y ser amada.


Hola , hola, aquí les dejo el capítulo , esto cada vez se pone más intenso. Quiero confesar que Majo y yo somos unas lectoras más , ya que yo me emociono al leer lo que Majo escribe y ella cuando lee lo que escribo yo, en fin, estamos amando hasta la última palabra esta historia y espero en serio que ustedes igual o más aún. Gracias infinitas por todo.

Los (as) aman Maria y Roxana. Hasta la próxima 💚😌

Déjate llevar Where stories live. Discover now