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Salí de ducharme con una sonrisa en el rostro difícil de borrar. Había tenido uno de los mejores días de mi vida y nada podía quitarme el buen humor. La cita había salido genial.

Jamás fui de los muchachos que buscan novia, esos románticos empedernidos que quieren recitar serenatas y dicen "te amo" al primer mes. Pero tampoco jamás fui de los chicos que piensan que esas cosas son cursis, que morirían antes de tener algo serio.

La verdad es que con Bianca... es difícil no querer más. Y tampoco me fue difícil volverme un romanticón que fantaseó con ella durante meses y meses.

Tomé mi celular con la toalla en la cintura y la otra secándome el pelo. Sonreí al ver la pantalla nuevamente. Me había hablado.

Me sentí mal al minuto. Si sabía algo de mujeres es que esperan que les hables primero, y yo no había cumplido mi deber, por algo me había hablado ella.

-Si seré estupido- Dije en voz alta.

Lo bueno era que al menos significaba que le había gustado lo suficiente como para dar el primer paso.

El chico de la libreríaWhere stories live. Discover now