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-Creo que la proxima vez que salgamos deberíamos ir a hacer un picnic ¿no crees?- Aquella pregunta me tomó por sorpresa. Estabamos en una fiesta, yo algo borracha, solos en una cocina y el salía con un comentario así. Tierno, pero confuso en verdad.

Lo miré desorientada para luego disimular mi sorpresa con una sonrisa -Claro, pero que no haga frío, preferiría no morir de hipotermia, gracias- Se rió y otra vez no pude evitar pensar en lo lindo que se veía haciéndolo.

-¿Volvemos con los otros?- Aquello me decepcionó un poco, después de todo había estado deseosa de pasar tiempo a solas con él y Lucas parecía deseoso de hacer cualquier otra cosa menos convivir en una habitación solo conmigo, aunque fuese la cocina. Sumida en mis pensamientos depresivos y tristes, que consideraban que ya no le gustaba lo suficiente al chico junto a mí, me sobresalté al sentir que algo tomaba mi mano, o mejor dicho alguien.

Nuestros dedos se entrelazaron de manera casi automática y lo miré medio segundo de reojo, me sonrió y baje la mirada sin quererlo.

Dios, esto se estaba volviendo demasiado intenso para ser solo un chico que toma mano. Por alguna razón sentía todo mi ser temblar, nerviosismo y anhelo, dos cosas que jamás había sentido juntas de manera tan fuerte.

Quizás no me hubiese rechazado después de todo...

Pero seguía siendo sin dudas un chico muy extraño.

Pero seguía siendo sin dudas un chico muy extraño

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El chico de la libreríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora