Capítulo 4

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El día estaba algo nublado y frío. Justo como estaba su estado de ánimo. Se sentía como la mierda y saber la razón lo cabreaba en sobre manera. No podía creer que simplemente no lo dejara pasar, era simplemente estúpido el pensar en eso y aun sabiéndolo no podía dejar de hacerlo.

Le molestaba tanto. Se sentía dolido, usado, pisoteado y todo lo malo que pueda sentir un ser vivo en este mundo. Ya casi terminaba la semana y aun no podía olvidarse de aquello. Su mente no estaba de su lado y por esa razón evitaba a toda costa el estar con sus amigos y en especial terminar solo con el causante de su martirio mental y sentimental.

La semana terminaba y en todos esos días no iba a la cafetería, al menos no después de escuchar la conversación que mantenían todos. El intento estar al marguen, fingir que no le importaba, que no escuchaba pero le era imposible y más sabiendo que eso había sido la razón de que aquella noche no pudiera dormir. Trataba de que todos sus sentidos estuvieran centrados en su bandeja donde reposaba su almuerzo intacto pero ellos se empeñaban en recordarle que el maldito enano de mierda lo dejó por largarse con quien sabe quién y dejarlo tirado de camino a casa.

No quería escuchar, no quería siquiera levantar la vista de su almuerzo pues sabía que lo que vería le destrozaría más de lo que lo hizo aquella noche hace 6 años. La razón por la que dejó de considerarlo su amigo, aunque solo se trataba de mentir así mismo con eso.

Aquella conversación sucedió a la hora del almuerzo. Por alguna razón que el menor desconocía todos tenían la misma hora libre que él, cosa que no le molestaba pero si le extrañaba pues estos estaban más avanzados que él en sus carreras. En fin, todos comían hablando de cosas triviales aunque él estuviera perdido en sus pensamientos tratando de adivinar por que la maldita pulga atómica le dejo tirado. Talvez quisiera saber eso pero no se atrevía a preguntar y menos creía tener la fuerza para escuchar la respuesta, pero como siempre la suerte, el cosmos, el karma, la divinidad y todo lo que sea registrado a ese tema no estaba de su lado.

-Chim Chim ¿Dónde fuiste anoche después de comer con nosotros?- El segundo enano del grupo se atrevió a preguntar por lo que el menor del se carcomía las neuronas.

-A ningún lado.- La respuesta tan simple y el tono que uso le dio mala espina al menor. Su pecho volvía a doler.

-Ya. Chim, te llamé y escuché risas de chicas a tu alrededor ¿Me dirás que solo era la tele?-

-Min, eres demasiado curioso. No te conocía ese lado de vieja chismosa.- Todos rieron con aquel comentario o casi todos. Jungkook no podía hacerlo y tampoco levantaba la vista.

-Solo me preocupo de mi compadre en la estatura. No te atrevas a llamarme cuando te estén persiguiendo e intenten violarte. Puto.-

-Ya azuquita de mi vida. No te amargues.- Le decía con cariño y un poco de burla su compadre en la estatura.

Los demás en aquella mesa insistían en saber pues no estaban enterados de que este no había ido a casa después de su salida. La inoportuna pregunta, según Jimin, de Suga lo había dejado al descubierto ante todos. No quería que nadie lo supiera pues de todas formas no había hecho nada malo ni bueno. Solo regreso por su móvil y listo. Aunque cuando Min lo llamo unas chicas le estaban haciendo una propuesta que obviamente rechazó. No estaba de humor para eso y tampoco le apetecía. Solo quería a una persona en su cama y esta justo no le había mirado ni hablado en todo lo que llevaban en aquella mesa. De hecho, no había mirado a nadie ni dirigido la palabra a ninguno y eso se le hacía muy raro. Llegó a pensar que estaba enfermo pues no le había hecho alguna broma.

No pudo quitarle los ojos de encima cuando se lo cruzó en los pasillos en la mañana y tampoco dejar de mirarlo de reojo ahora que estaban todos.

El menor no notaba aquella mirada y tampoco había probado su almuerzo. Se levantó, tomó la bandeja, dejó todo en la basura y se marchó. No dio ninguna explicación y menos les volvió a hablar a ninguno después de eso.

Y la semana terminaba y junto a ella las clases de ese último día de la tortuosa semana para todos aunque de diversas formas.

Jeon se iba caminando de forma apresurada, no quería toparse con ningún conocido, en esos diaa se la había pasado evitando a toda costa encontrarse con alguno en los pasillos de la universidad, en el patio, en la cafetería, en fin en cualquier parte. Su cerebro aún se martirizaba buscando alguna respuesta, preguntándose por que Jimin era así, porque simplemente no podía dejarlo pasar y olvidarse de que aquel minion existía.

Llegó a su casa y fue directo a su habitación tirándose en su cama.

-Puta mi vida.-

Levantándose fue directo al baño y en el trayecto fue despojándose de su ropa, ya después la recogería y la pondría en su lugar, el cesto de la ropa sucia.

Luego de una ducha relajante se vistió con su bóxer negro, un short de basket y un t-shirt negro, no iba a salir a ningún lado así que aquella ropa estaba bien. Volvió a tirarse en su cama con el pelo húmedo, la flojera le podía más y en aquellas condiciones de depresión en la que estaba pues ni que contar.

Escuchó la puerta principal abrirse y unas voces pero no se movió de su posición. Luego unos pasos se aproximaban a su puerta y esta era abierta y cerrada.

-Mamá, te he dicho que no entres a mi habitación sin llamar antes. Sabes que no me gusta.- Esa palabras fueron ahogadas en aquella almohada donde reposaba su cabeza pero su tono cansino era aún audible.

-No soy tu madre, Kookie.-

Esa voz. Esa voz la reconocería donde fuera.

-¿Qué haces en mi casa y encima en mi habitación?- Se incorporó de una manera inhumana y quedó mirando a la persona que menos quería ver en aquellos momentos.

-Me encontré con tu madre al llegar aquí. Ella abrió la puerta y me dejó pasar.- Explicaba de manera calma mientras sus ojos paseaban por aquel lugar donde no había entrado desde hacía mucho tiempo. -¡Ah! Dijo que hoy no estarían en casa ni ella ni tu padre y que sabes la razón.-

-Ya... Vete.- Dijo mientras se volvía a recostar en su cama con una almohada en su cara y estiraba los brazos para estar más cómodo, según él.

-No.- Sentenció el mayor.

-No jodas Park. Largo.- No quitó aquel objeto suave de su cara ni movió un solo musculo de su cuerpo.

-No lo hago, Kookie. No me iré de aquí hasta que no hablemos. Tú y yo tenemos muchas cosas que discutir y una de ellas es el por qué me evitaste estos días.-

Con cada palabra salida de su boca se acercaba al menor y este ni por enterado. Cuando estuvo cerca se subió encima de este y quitó la almohada que cubría su rostro dejándola tirada a un lado de la cama. El menor solo abrió los ojos con sorpresa. El rostro de Park estaba muy cerca del suyo, de hecho sus narices se rozaban.

-Esta noche tú y yo dejaremos unas cuantas cosas bien claras.-

Dicho esto acortó lo poco que les separaba y lo besó.    

🐥¡Idiota! Jikook🐇 {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora