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—¿Dónde está? —preguntó agitada mientras llegaba corriendo a su lado. —Lo he buscado por todas partes, ¿dónde está?
Justin bebió un trago de su carísimo whisky y contestó sin ni siquiera mirarla. —Relájate mujer, él esta bien.
El rostro de Chloe enfureció, tensando el mentón y prosiguió a señalarlo con su dedo índice. —Tú, ¿qué le has hecho ahora?
—Nada —respondió rodando los ojos. —Te he dicho que está bien, ahora ven y toma un trago conmigo.
Chloe le dedicó una mirada penetrante y volvió a hablar, esta vez con un tono frío. —No te lo diré de nuevo Bieber, ¿dónde está mi hijo?
El castaño dejó la copa en la mesa y volteó hacia ella, por fin prestándole atención. Notó la preocupación de su esposa al querer encontrar a su hijo, así que decidió confesárselo.
—Está encerrado en el sótano.
Chloe formó en sus labios una pequeña o indicando asombro. —¿Cómo por qué?
—Lo encerré yo —admitió el ojimiel levantando un poco sus hombros.
—¿¡Qué?! —gritó, tratando de contener su impulso de quererlo asfixiar en ese mismo momento. —¿Por qué lo hiciste? ¡Dame las llaves para sacarlo de allí!
Justin se paró del sillón y caminó lentamente hacia ella. Intentó acariciar su mano pero Chloe se separó enseguida.
Él suspiró. —Vamos Chloe, él me lo ha pedido.
—Drew no puede pedirte eso —dijo con frustración. —Dame las llaves, Jay.
—¡Te juro que él me lo pidió! —se defendió alzando sus manos al aire. —Él lo quiso.
Chloe negó varias veces con su cabeza. —Tiene tan solo cuatro años... Es imposible.
Justin quería que su esposa no se exaltara con lo ocurrido, sabía que era inútil porque ella no le creería nada aunque fuera verdad absolutamente todo lo que Drew le pedía a su padre. En cambio, por su parte, Chloe solo quería cuidar de él y protegerlo, y con esto no me refiero a que su padre no quisiera hacerlo, obviamente quería, pero él lo protegería a su manera.
—Nena, ¿me crees capaz de hacerle daño a nuestro propio hijo? —preguntó haciéndose el indignado.
—¡Si! —exclamó segura de su respuesta. —¡Claro que lo creo!
