20: Traición.

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Mis ojos se abrieron de sobremanera mientras sentía como el látigo del moreno se enredaba en mi cuello, ahorcándolo.

Tomé la cadena sin dejar de ver esos profundos ojos verdes, temblando y empezando a sollozar, llegando a arrodillarme.

- Suéltale.- Ordenó el guardián.... No. Satán.

- Tiene que aprender.- Gruñó el moreno.

- Suéltale Ray, no pienso repetirlo.

- Es un ángel!, estaba tirando sus mierdas hacia mi!- Gerard gruñó entonces mirando la cadena y acercándose a esa para tomarla entre sus manos y de momento a otro, pulverizarla.

El chico rubio se paró enseguida yendo hasta él y tomándole del hombro.

- Gerard...

- Mi cadena!!, joder, era nueva!- Se quejó el otro.

Mi boca se abrió para poder respirar, tosiendo y llorando a la vez como un niño chiquito, manteniendo mi rostro hacia bajo, cubierto y como un ovillo.

La cabeza dándome vueltas y el dolor en mi cuerpo que se acumulaba.

- Salgan de aquí ambos.- Espetó Satán. Su voz resonó dejándome mudo por brevedad, oyendo luego unos pasos, hasta oír la puerta cerrarse.

No podía levantar el rostro, y desde mi punto de vista, sólo miraba sus zapatos negros brillar.

El suelo estaba cubierto por una alfombra roja y divisé al fondo una chimenea.

- Frank... Levántate, por favor.- Pero no podía responder ni moverme.- Frank.- Volvió a llamarme.

Entonces, después de un suspiro, él se movió, quedando arrodillado frente a mí, tomándome del mentón y alzando mi mirada.

La tenía nublada gracias a las lágrimas que no dejaban de abundar, y estaba temblando.

- E-eres él...- Solté. Aunque fue estúpido. El pelinegro solo alzó una ceja, soltando aire después y acercándose más a mí para limpiar mis lágrimas.

No podía siquiera rechazar su tacto, eso era lo peor del caso.

Me sentía como una muñeca cuando después de limpiar mi rostro, se puso de pie y me paró para así cargarme de forma nupcial y caminar hasta un gran sofá frente a la chimenea, donde se sentó dejándome en sus piernas, el apoyado al respaldo y yo enderezado, mirándole desconocido.

- Bien. Puedes hacer todas tus preguntas, Frankie.- Dijo con tranquilidad.

El guardián siquiera me trataba tan formal!.... Por nuestro señor, era el mismo Satán!!!

- Quien eres?- Solté enseguida.

- Creí que ya habíamos dejado eso en claro.- Dijo él, soltando una carcajada. Su sonrisa seguía siendo igual de hermosa, con esos dientecitos y su nariz respingada.

- Quiero que lo digas. Quiero que salga de tu boca.- Esos ojos verdes que me miraban de manera diferente ahora.

- Soy Gerard. Soy el soberano de los díez infiernos. Soy Satán.- Era el ángel más hermoso que podía existir.

Cerré los ojos soltando unas cuantas lágrimas más.

No entendía como hasta ese momento, no había salido huyendo y no le había atacado para matarle.

Aunque, solo me estaba haciendo al desentendido.

Eso, era más fuerte que yo.

Y en el fondo lo sabía, tal vez siempre fue tan claro y... No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Los 9 infiernos. *Frerard*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora