VIII

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—¡Me muero! —chilló corriendo hacia una de las vidrieras de un local.
El moreno la observó confundido.
—¿Qué ocurre?
—¡Mira ese vestido! ¡Es bellísimo!
Lo observó, él no le veía nada en particular, al contrario, le parecía que era muy corto, poca tela para el precio que debía tener.
—Oh es muy hermoso.
Tomó su celular y le sacó una foto, enviándosela a Tiana.
No tardó en escuchar un insulto por parte de ella.
—¿Y ahora?
—La zorra esa rubia me dijo que le pediría al idiota de su novio que se lo compre.
—¿Y eso es malo?
—¡Claro que si! Primero porque no puedo comprarlo, y segundo, porque no usaríamos lo mismo.
—¿Pero te gusta?
—Que importa ya, no lo tendré y se lo comprará ella, continuemos Noah.
—Ven, vamos —le dijo tomándola de la mano.
—¿A dónde?
—¿No lo querías? Te lo compraré.
Sus ojos se iluminaron al escuchar eso. ¡Se lo compraría!
Se colgó de su cuello, provocando que el muchacho se tambaleara.
—¡Gracias Noah!
Sonrió y la abrazó por la cintura.
—De nada.

-o-o-o-o-

—¿Qué tal me queda este?
La observó, se veía hermosa, aunque para él con cualquier cosa se vería de ese modo.
Lo que no le agradaba es que fuera tan revelador, sus pechos apenas estaban cubiertos y era muy ceñido, haciendo más notorio su trasero.
—Está lindo, pero-
—¿Pero?
—No lo sé, creo que es muy corto Nina.
Se observó en el espejo.
—Para mi es perfecto, quizás en negro.
—En serio creo que es corto.
—No seas celoso Noah, lo pediré en negro.
Suspiró.
—De acuerdo.
—Vuelvo en un momento —le dijo buscando alguna vendedora.
Sacó su celular y contestó un mensaje que le habían enviado.
—Creo que es una tienda muy cara amor —le susurró una mujer morena a su pareja, un joven un poco más grande que ella en edad, rubio.
—Solo estamos de paso Ann, le compráremos algo a Josh, y luego nos iremos.
Ella sonrió y lo tomó de la mano.
—De acuerdo.
Levantó la cabeza al oír la voz de ambos, por algún motivo, le sonaba conocida.
Los observó, como ambos subían a la parte superior, donde estaba la ropa para hombres.
No, sus rostros no los conocía, pero sus voces... Sentía que ya las había oído antes.
—Ya, me lo pruebo y luego nos vamos —le dijo Nina llegando nuevamente a él, con el vestido en color negro como ella lo quería.
—D-De acuerdo.
—¿Qué te ocurre?
—Nada, sólo... Me pareció ver a alguien que conocía.
—¿A sí? ¿Una mujer quizás?
—Sí, y un hombre.
—Okay —pronunció insegura, frunciendo el ceño.

-o-o-o-o-

—¿Qué haces?
—Reviso unos informes que me enviaron.
Se acercó a él y corrió la silla, sentándose en sus piernas.
—¿Nina?
—No me gusta que me ignoren.
—Estoy ocupado.
—Bueno, haz un poco de tiempo para mi.
—En serio, debo revisar esto.
Se quitó la camisa, quedando solo en ropa interior, se inclinó hacia adelante y miró sus labios.
—Tócame Noah.
—No lo haré, debo terminar esto.
Se frotó contra su entrepierna y se abrazó a él, descansando su cabeza en su pecho.
—N-Nina para —le pidió apretando las manos.
—Tócame Noah —le pidió levantando el rostro y mirándolo a los ojos, tenía las mejillas sonrosadas y sus ojos brillaban.
—No aquí.
Tomó una de sus manos y la guió a su trasero, luego la otra en su cintura.
—Por favor.
—Nina.
Lo tomó con ambas manos del rostro y comenzó a besarlo.
No le gustaba que le dijeran que no, y mucho menos cuando tenía ganas de hacerlo.
Lo tomó de la nuca, apretando su cabello con sus dedos, quería más de él, que dejara de contenerse.
Metió su mano por debajo de su falda y apretó su trasero, haciéndola jadear contra sus labios.

-o-o-o-o-

Había un niño, quizás de unos cinco años, parado en medio de una sala blanca, no podía verlo bien, tampoco su rostro, ya que estaba de espalda, pero podía ver su cabello, negro.
De pronto, unas personas con bata se acercaron a él y se lo llevaron a una habitación. Observó el letrero de la puerta, no podía entender que decía. La tomó con su mano, y cuando estaba por abrirla, pudo escuchar los gritos del niño, paralizándolo.
Su pecho comenzó a doler, tanto, que estaba con los dientes apretados, al igual que su puños.
Hasta que no pudo aguantarlo más, cerró los ojos y comenzó a gritar.
Fue en ese momento que se despertó, sentándose en la cama, agitado, transpirando.
—¿Noah? —Preguntó confundida Nina sentándose junto a él.
Se llevó una mano al rostro, le dolía la cabeza, el pecho, su cuerpo entero.
Le tocó el hombro y le acarició suavemente el brazo.
—¿Qué ocurre?
—Y-Yo... No lo sé, tuve un mal sueño.
Le dio un besó en la mejilla y volvió a acostarse.
—Solo fue una pesadilla Noah, acuéstate, hace frío.
Respiró profundo varias, intentando calmar los latidos acelerados de su corazón.
—Me da frío que estés así, me destapas.
Se acostó una vez más, mirando el techo, no había sido una simple pesadilla, se había sentido muy real.
Giró en la cama y se abrazó a él.
—Abrázame —le pidió.
La abrazó y la castaña se acomodó contra su cuerpo, durmiéndose una vez más.
Siguió mirando hacia arriba, no podía, ni quería volver a dormir, no hasta que pasara ese malestar dentro de su pecho.

-o-o-o-o-

—Oye ¿Qué te pasa?
—Nada.
—¿Sigues pensando en ese sueño?
—Sí.
—Noah fue solo un sueño, pero ¿Quieres contarme?
—Había un niño pequeño, y... Llegaban algunas personas, se lo llevaban a una habitación.
—Ajam.
—Y no pude ver más, solo lo escuchaba gritar.
—Que escalofriante.
—Sí —Pronunció pensativo.
—Oye, mírame.
El muchacho lo hizo y ella sonrió.
—Salgamos.
—¿A dónde?
—No lo sé, a cualquier lado, eso te ayudará a despejar tu mente.
—No creo que sea buena idea.
—Yo quiero salir, estoy aburrida de estar en la casa.
—Puedes hacerlo si quieres.
Abrió los ojos, sorprendía.
—¿No te importa que salga sola?
—No.
—¿Confías en mi?
—Si Nina ¿No debería hacerlo?
—Es que... Es la primera vez que alguien lo hace.
—¿Por qué?
—Bueno —pronunció mirando hacia abajo, jugando con sus dedos—, digamos que hice cosas en el pasado de las que no me siento muy... Orgullosa.
—¿Qué cosas?
—Si supieras, no volverías a verme del mismo modo.
—Está bien, cuando te sientas segura, lo harás.

-o-o-o-o-

Estaba aburrida, la verdad no había sido tan buena idea salir.
Tiana había aceptado ir con ella de inmediato, pero no hicieron más que poner un pie en el club, que se fue en busca de un tipo.
Y ahí estaba Nina, sentada en la barra, revolviendo su trago.
Suspiró y rodó los ojos al escuchar el ¿Quinto? ¿Sexto? Ya no sabía cuantos chicos se le habían acercado aquella noche, pero lo único que tenía en su mente era a Noah y en aquella frase, confiaba en ella.
Tomó su bolso, pagó el trago y se fue, aquel no era su lugar.

-o-o-o-o-

Se acercó a pasos lentos, y lo abrazó por detrás, tomándolo por sorpresa.
—Nina.
—¿Me extrañaste? —le preguntó besando su mejilla y ajustando su abrazo alrededor de su cuello.
—Sí, no creí que llegarías tan pronto.
—Bueno, tenías razón, no fue buena idea salir.
—¿No? ¿Por qué?
—Porque... No estabas tú ahí.
—Y creí que por eso querías salir, para no estar conmigo.
—¿Por qué piensas eso?
—No te agradé nunca Nina. Yo... No soy el tipo de persona a la cual tú tendrías como amigo.
—Yo nunca he tenido un amigo verdadero —pronunció bajo.
—Tenemos algo en común —le dijo con una sonrisa.
—¿Por qué estás conmigo Noah?
—Eres lo más cercano que tengo a una familia Nina.
Y aunque no hubiese querido, la culpa dolió un poco en su pecho.
No dijo nada, solo siguió abrazándolo.

...

SlaveWhere stories live. Discover now