Capítulo 02.

202 14 1
                                    

2
Familia.

Desde niño aprendí lo que era la humildad, lo importante que es ser sincero, lo dura que puede ser la realidad, y que siempre hay alguien peor que yo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde niño aprendí lo que era la humildad, lo importante que es ser sincero, lo dura que puede ser la realidad, y que siempre hay alguien peor que yo.

Noah, por ejemplo.

Llego a nuestro humilde hogar cuando apenas tenía seis años, Natalie tres y yo siete. En esa época tener finalmente un hermano varón era lo mejor que me podía pasar, ya no estudiaría solo, saldríamos a andar en bicicleta por el barrio, lo presumiría en la escuela, hasta compartiríamos cuarto, pero siempre yo sería el hijo original, el mayor, el heredero y la cabeza de la familia.

Con el tiempo, por mi capricho, Noah comenzó a asistir a clases de fútbol americano y se dedicó a estudiar diferentes idiomas junto a mí...nos teníamos el uno al otro, no nos hacía falta nadie más.

Cuando cumplí trece años, entendí el sentimiento de que alguien te gustara mucho, y Noah también.

Los últimos años nos habíamos distancia lo suficiente para saber que éramos familia por un estúpido apellido. Él se había ganado a mis abuelos, a mis tíos, a mis padres, a mis amigos y sobre todo, a mi hermana.

Todo lo que alguna vez había creído tan mío, estaba en manos de un desconocido que había traicionado toda mi confianza. Noah era el original, el mayor, el heredero y la cabeza de la familia, y yo...

Yo era hijo de mi madre y nieto de mi abuela, ni más ni menos.

Podía soportar que mi conciencia repitiera lo cobarde que era por no declararme, pero ver como Noah, mi "hermano", mi "mejor amigo" intentaba conquistar a aquella chica que tanto me gustaba, eso me destruyo.

Pensé en enfrentarlo, pero recordé que podía ser más listo que él y devolverle la jugada.

Deje mis miedos atrás y le hable a Judith Mathews, me convertí en su mejor amigo, pero aun así Noah logro su cometido.

Las peleas en casa eran frecuentes, pero cuando Nat se encontraba cerca, ambos nos separábamos para que nuestra hermana no presenciara golpes entre nosotros.

Noah parecía tener una máscara pegada en el rostro, imposible de quitar, imposible que dejen de ser engañados, incluyendo a Judith, quien a cada minuto se sentía más enamorada de aquel imbécil.

La puerta de mi oficina es abierta por mi padre, quien ingresa y cierra la puerta sin una pizca de suavidad.

-Papá, me dejaras sin puerta-comento mientras reviso los últimos archivos.

-Eso sería ideal, te la pasas aquí encerrado, jamás debí aceptar construir un baño aquí, al menos así caminarías fuera de estas cuatro paredes-bromeo-, Keith me presento a la que sera la nueva asistente, es simpática.

-¿Cómo sabes eso? ¿Ya la interrogaste?-cuestiono dejando los papeles aún lado.

-No, pero vi cómo le daba un golpe a Keith, tiene mis respetos.

Judith ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora