Capítulo 03.

185 14 0
                                    

3

 Natalie Hamilton.

Creo que todos recordamos a nuestros amigos de la secundaria, y como no, si hace tan solo un par de años nos fuimos de allí, pero a decir verdad, mi grupo que decía de permanecer unido y que se yo que grandes mentiras, se desintegro en cinco horas...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Creo que todos recordamos a nuestros amigos de la secundaria, y como no, si hace tan solo un par de años nos fuimos de allí, pero a decir verdad, mi grupo que decía de permanecer unido y que se yo que grandes mentiras, se desintegro en cinco horas después de la graduación.

Con los únicos que mantuve el contacto fue con mi mejor amiga Emily, William y Joseph, digamos que nuestro pequeño grupo de amigos discutió y fuimos los que quedamos, o bueno, los que habían silenciado el grupo y se enteraron dos meses después de la pelea entre Natalie y Paige.

Lamentablemente, gracias a la endemoniada semana que Noah y Nash me están haciendo llevar, olvide por completo que Natalie es su hermana, al igual que olvide su existencia, literalmente.

Pero al verla en la recepción acompañada por Ethan, recordé que estaba molesta porque no la defendí, y a decir verdad, es todo un drama, ¿para qué perder a la única amiga que te queda si en realidad ni se había enterado de lo que sucedía como para defenderte? Ojala Natalie se hiciera esa pregunta, pero un gran defecto que tiene es ese, creer que todo lo que ella hace está bien, y a mí que me parta un rayo en todo su esplendor.

Sin pensarlo corrí nuevamente a la oficina de Nash, de donde había salido hace pocos segundos. Al entrar mi amigo me observo confundido y dispuesto a preguntar, pero lo interrumpí.

-Natalie está afuera, y digamos que nuestra graduación no es un bello momento que recordar.

Nash asintió y siguió con lo suyo, mientras que yo me dedicaba a preparar café por si Natalie llegaba a entrar.

Sí aun no quedo claro, soy compañera de generación de Natalie, Nash me lleva cuatro años y Noah tres.

Larga vida para nosotros.

Pensándolo así, Nash cumplió veintiséis años y ni siquiera tiene novia... ¿sera gay? No tengo nada en contra, siempre quise un mejor amigo gay, pero Nash siempre dijo que quería encontrar a la chica indicada y casarse, tener tres hijos, una gran casa con piscina y un perro.

-¡Hermanito!-canturreo una chillante voz.

-Mierda-murmuro Nash acomodando todo en su lugar.

Natalie ingreso con una gran sonrisa, no había cambiado demasiado, seguía con su pelo rubio teñido, sus ojos claros estaban delineados con negro lo cual los hacia más llamativos y seguía siendo más bajita que yo.

-¡Dith!-exclamo abrazándome, diablos había olvidado ese apodo horrible.

Mire a Nash sin saber que estaba pasando, hace dos años hizo un escándalo porque estaba enojada conmigo y ahora me estaba abrazando y hablando como las mejores amigas.

¿Lo peor?

Yo le estoy correspondiendo el abrazo sin apartar mi mirada de auxilio de mi amigo.

-Esta bien, demasiado amor-intervino divertido, pero toda sonrisa se borró cuando Nat lo abrazo-. Nat, Nat, ¡Natalie! Me estas ahogando, deberías ir a ver a Noah, no sabes cuánto te ha extrañado.

Ella alza una ceja y sonríe burlona.

-Oh vamos Nash, sabes que Noah esta de mal humor porque Keira regreso.

Nash la miro confundido.

-¿Tú como sabes eso? ¿No acabas de llegar?

-Es obvio, cuando entre Keira estaba revoloteando por la recepción, y Keith me dijo que Noah no sale de su oficina desde que regreso-aclaro divertida.

Me despedí de Nash y Natalie y baje del lujoso auto de mi amigo, quien amablemente se ofreció a traerme a mi dulce hogar. Una vez que ingrese por la destruida puerta ambos se marcharon, mientras yo intentaba volver a cerrarla, misión en la cual fallé.

-¡Oh querida! ¡Nos ha costado demasiado cerrarla, déjala así, esperemos que nadie quiera entrar por la noche!-exclamo la señora Sullivan que miraba televisión en el pequeño salón.

Asentí y subí por las escaleras, teníamos ascensor, pero un vecino del tercer piso lo acabo por destruir y este quedo trabado allí mismo por lo que ahora el tercer piso utiliza el ascensor para guardar algunas de sus pertenencias.

Simplemente genial.

Ingreso a mi departamento del segundo piso, el número veintiséis, aunque para alguien que no vive aquí soy la del departamento veintinueve, sí, el número seis se salió de su lugar y se transformó en un nueve, así que recibo numerosas veces las cartas de la señora Sullivan (principalmente suscripciones a revistas de chismosos y de cocina).

Lanzo mis zapatos junto al sofá, dejo mi bolso en el suelo y me dejo caer en el pequeño sofá morado.

-La cafetera está haciendo ruidos raros-exclama George colocándose frente a mí.

-¿Acaso los hombres no saben usar las cafeteras? ¡No es tan difícil!-me quejo con los ojos cerrados.

-¡Solo arréglalo Jud!

-¿Y si no quiero?

-Soy tu hermano mayor, debes obedecerme.

Abro los ojos. George está sonriendo como si se tratara del mejor argumento.

-No lo creo.

-Está bien-acepta-, soy tu hermanastro mayor.

-¡Mentira!-lo acuso-¡Tenemos la misma edad!

Así es, mi difunto padre engaño tanto a mi madre como a la de George en el mismo año, rompiendo así una amistad de años y años, y años.

De igual manera, no nos conocimos hasta hace dos años, al parecer mamá de George antes de morir le explico sobre mi perfecta existencia y el decidió buscarme.

Entonces una bella mañana de verano en la que estaba de vacaciones-o bueno, porque no tenía trabajo siempre estaba de vacaciones- el señor George Mathews apareció a las siete de la mañana en mi puerta, me dio un golpe en la frente tal y como lo hizo Keith, y se presentó como si fuera casual lo que estaba sucediendo.

-¡Solo arréglalo!

Soy esclava en mi propia casa.

Me encanta mi vida, en estos momentos podría ir lanzando corazones y flores por la calle.

-¡Judith! ¡Está saliendo humo!

Judith ✔Where stories live. Discover now