Estaba en realidad muy aburrida. Bastante diría yo. Me aburría vagar en cada puta clase con cada reverendo profesor que usualmente se preocupaba más de regañar que de continuar con su trabajo. Pero, ¿Qué me importaban todas esas cosas a mí? ¿Todas esas formas de ser "una gran señorita y buena compañera"? Yo seré señorita a mí manera y si les gusta bien y si no, pues,
CHÚPENLA.
Pero, ¿Saben que es lo más entretenido?
Suelen echarme de la mayoría de sus clases, castigarme, o a veces yo misma me aburro y simplemente me retiro, todo esto justo a un sinfín de cosas que creo que están de más nombrarlas. El punto es que, a pesar de todos los ineficientes regaños, siempre salgo con la mía. Me carga y detesto cuando la gente empieza a descalificar a las demás personas por su apariencia, como en mi caso, el hecho de ser "rubia" le hace creer a cientos de inútiles personas que debo ser "superficial", "tonta", "hueca", "que debo estar en el equipo de porristas", "que debo ser una perra en la escuela", entre otras cosas aún más estúpidas. Pero es aquí donde yo les dejo bien claro que no siempre es así. Puedo ser algo indisciplinada pero eso no significa que me vaya mal. Podré pasar jornadas enteras sin ir a clases, pero a la hora del examen, ¡PAF! Quedan boquiabiertos, y se ponen a pensar:
¿Cómo es posible que llegue a tener este tipo de calificaciones?
Que de hecho, no son de las mejores y nunca se compararán con las del cerebrito de la clase, pero aún así son buenas, y eso que hay que pensar lo mucho que paso fuera de clases.
¿La razón?
Me considero una chica inteligente. No necesito matarme a estudios o cosas por el estilo para que me vaya bien, todo lo contrario, como había dicho mi madre antes, soy la persona con mejor memoria que ha conocido. Con el simple hecho de que me dedique a escuchar, o leer, -que por cierto, me gusta mucho- todo se memoriza fácilmente en mi cabeza y ¡BOOM! Estoy preparada para el día del diagnóstico.
Y esta es una de las razones por las cuales suelo escaparme. Joder, ¡Qué aburrido todo esto! Me llegan a desesperar los repasos y tareas, porque son simplemente cosas que ya sé o que no se me dificultan en aprender. Y sé que las buenas calificaciones son fundamentales para mis próximos estudios, pero ¡Ni si quiera sé en verdad que es lo que quiero! Tal vez estas calificaciones no me lleguen a servir de nada si es que me dedico al surf, o tal vez sí, si es que me dedico a estudiar una carrera como literatura, ingeniería comercial o historia (estas son las carreras sobre las que aún no me decido).
Pero ya basta de hablar tanto sobre mis estudios.
El punto de todo esto es que me encuentro nuevamente dentro del odiado recinto, camino hacia mi taquilla, para ver y recoger mis libros de la próxima clase. Ni mi genio, ni mi apariencia, representaban a una chica "alegre".
¿Por qué estoy aquí y no me escapo de clases?
Por el simple hecho de que mamá ya está en casa, con otra jornada de trabajo donde puede controlar todo esto. Y estuvo todo el fin de semana hablando sobre "es tu último año, querida, tienes que aprovecharlo". Como si de verdad ir a clases es "disfrutar". Mi principal fuerza de que me encuentre aquí, aparte de la de mamá, es porque puedo ver más a mis amigos, compartir clases y almuerzos juntos y DISFRUTAR DE VERDAD mi último año. Simplemente con ellos.
Ingresé el código de mi locker y -ya abierto- eché un vistazo a mi horario. Y por desgracia tenía...
Biología.
Solté un fuerte resoplido antes de sacar mis cuadernos y libros correspondientes y cerrar la taquilla. Faltaban menos de dos minutos para entrar a clases y si no llegaba a tiempo, probablemente me aburriría o me taimaría en alguna pelea con el profesor y me largaría. Y eso, para poder cumplir con mi madre, no debe pasar.
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No soy otra típica rubia
Teen FictionClara Williams es conocida en su escuela por su carácter fuerte. Sin embargo con la llegada de Travis Brown, un compañero nuevo que no pasa desapercibido, su famosa "forma de ser" se altera más de lo debido. ¿Le dará Clara la victoria de la guerra...