Problemas.

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- Creo que es mejor que veamos la película... -dije entre medio de cientos de besos que cada vez aumentaban más su nivel de intensidad.

- La película puede esperar, Clara... -contestó mientras besaba mi cuello y me apegaba a él.

- No, Jace, no... -tomé distancia- Quiero ver la película, mamá está en casa.

- Está bien. -puso los ojos en blanco.

- Ahora, si me permites, te pido que dejes de tocar mi trasero y que me dejes ver las palomitas.  -tomé sus manos y las subí hasta mi cintura.

Jace rió entre dientes, negó con la cabeza ligeramente y se marchó al sillón para preparar nuestro cine en casa.

Me giré a ver el microondas, y en efecto, las palomitas estaban quemadas, negras, y con un olor fatal. Suspiré para recobrar paciencia.

¿Qué puto apuro tenía este chico?

¡Prendía hasta con agua!

Saqué el recipiente y lo llevé a la sala de estar.

- Iug... -Jace hizo una mueca de asco- ¿Qué mierda es eso? -preguntó entre risas.

- Bueno... estas cosas negras que parecen mierda de paloma, son nuestras deliciosas palomitas.  -reí- No te quejes, ¿eh? Más que nada es tu culpa de que nos hayan quedado así.

- Lo siento, preciosa.- besó mis labios tiernamente- Así están perfectas. -rió.

Me senté a su lado y puse las palomitas en la mesita de el frente. Jace trajo una suave manta para cubrirnos del frío. Me abrazó cariñoso y me recargué en su hombro para comenzar la película.

La historia transcurría interesantemente mientras mi novio me acariciaba el cabello.

De pronto, mi salvaje móvil comienza a vibrar. Traté de ignorarlo, pero me hacía cosquillas en el pantalón. Lo tomé y pude ver quién jodia.

Llamada entrante de:

Travis Brown.

Jace observó mi teléfono y al instante paró la película.

- ¿Por qué mierda te llama? -preguntó. Tenía el ceño fruncido, la mandíbula tensa e inmediatamente dejó de abrazarme.

- La verdad es que ni yo lo sé.  -contesté sincera.

No mentía, nosotros habíamos quedado en un trato, y se supone que no debería interrumpir mi vida con sus llamadas.

- Al carajo. -bufó mi novio y me arrebató el celular.

- ¡Jace!

- Tranquila... -colgó la llamada- Sólo iba a colgar.

Suspiré.

¿Para qué me habrá llamado?

¿Será por lo de anoche?

Le dimos play nuevamente y de inmediato nos acomodamos de la misma manera en que estábamos antes de que Travis llamara.

- ¿Has estado hablando con él?

- ¿Ah? -lo miré- Eh, sí, pero nada importante.  -dije con tono despreocupado.

- Ah, así que ahora son amigos... -rodó los ojos.

- Jace... -fruncí el ceño- ¿Es en serio? ¿Qué no te acuerdas que nos llevamos como perros y gatos?

- ¡Entoces por qué te llama! -exclamó- No me mientas, Clara.

- ¿Crees que yo sé? -bufé- Joder, quedamos en una especie de tregua, nada más, con condiciones de que NO nos íbamos a meter en la vida del otro, -recalqué- ¿Y ahora me preguntas por qué puta me llama?

No soy otra típica rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora