Aquella mañana, las calles seguían húmedas por la tormenta que había caído.
Al rededor rondaba el olor a tierra húmeda.
¿Qué hacía rondando tan cerca de la escuela un fin de semana? Solo se mantenía ocupado
—¡Foxy, qué gusto!—Escuchó una voz femenina detrás de él
—¿Qué...?—Se dio media vuelta, y vio aquel cabello castaño y canoso recogido en una coleta, y aquellos ojos esmeralda irradiantes de emoción—¡Eliza!
Ambos se abrazaron con emoción, claro que Foxy tuvo que encorvarse para que el abrazo fuese cómodo para ambos
—¿Qué haces aquí, cariño?—Preguntó ella, sin borrar su sonrisa
—Solo me entretengo un poco—Respondió él
—Escuché que la pasas mal en ese lugar donde estás ¿No?
—No sé si me la paso mal, pero sí preferiría volver a donde estaba antes.
—... ¿Te puedo contar algo?
—U-Uh, claro, adelante.
—Me recuerdas mucho a mi hijo, se llamaba Max, era igual a ti ¿Sabes?
—A-Ah, no, si no me lo dices en serio que yo ni enterado.
—Ha... Lástima que él también tenía muchas inseguridades... Terminó por suicidarse, fue hace cuatro años...—El tono en su voz poco a poco se fue apagando
—Oh, y-yo... L-Lamento oír eso...—Foxy se puso algo nervioso ante la situación, no era bueno consolando gente
—No te preocupes, querido, con tal de que tú no termines igual que él estoy bien—Sonrió ella
Por alguna razón, Foxy se sentía cómodo con Eliza, ella se comportaba algo así como una madre, eso lo hacía sentir bien
—¡Ah! Una pregunta—Habló ella, entusiasmada—¿Cómo han ido las cosas con ese chico del que tanto hablabas?
Las mejillas de Foxy enrojecieron de vergüenza, sin embargo, una sonrisa se mantuvo en su rostro
—É-Él... Ahora es mi novio—Comentó con aquella tierna sonrisa
—Felicidades, y... ¿Cómo vas con la fobia?
Los dedos de Foxy se dirigieron a sus labios, ya ni si quiera recordaba que alguna vez tuvo una fobia con la que lidiar
—S-Se fue...
—¡Ah, me alegra ver que haz avanzado, cariño!
Y así Foxy se quedó charlando con Eliza como si de una amiga de toda la vida se tratase. Es razonable que se quisieran tanto, Eliza le encontraba cierto parecido a Foxy con su hijo, y Foxy había sido tratado por ella casi como una madre, así que claramente se querían.
Luego de unos minutos, cada uno se fue por su camino, Eliza con una gran alegría, pues le gustaba hablar con Foxy. Lo veía como un chico dulce, amable, simpático y gracioso, claro que no conocía lo terco, agresivo, de mal carácter y burlón que era, aunque probablemente tampoco le importaría demasiado si lo supiera, ella lo quería algo así como un hijo.
Fue esa la palabra que estuvo rondando por la cabeza de la mujer: hijo.
Tenía una idea, pero no estaba muy segura de ello.
Habló con su marido, al cuál le agradó la idea, así que el lunes, fue en busca de Golden al salón
—Disculpe, señora Macrath ¿Qué se le ofrece?—Preguntó Golden, siguiendo a Eliza, que lo miraba con seriedad desde su escritorio
—Usted tiene relación con Foxy Casshige, un ex alumno de nuestra escuela ¿No es así?—Cuestionó ella, sin responder la pregunta antes formulada por Golden
—Sí, así es ¿Le pasó algo?
—No, no, no, no debe preocuparse, joven—Aclaró Eliza—Supongo que sabrá que Casshige asistía conmigo ¿No?
—Sí, lo sabía.
—Verá que... Foxy tiene muchos parecidos con mi hijo ya muerto, se me hizo imposible no quererlo, y... Quiero hacerle una propuesta a él, por lo que quiero pedirle a usted, como su novio, que le pida que venga mañana, por favor—Pidió, perdiendo todo el tono formal que tenía su voz
—Ah, claro, claro ¿Quiere que lo llame ahora o...?
—Puede ser ahora.
Entonces Golden, haciendo caso a Eliza, marcó a Foxy, y lo llamó.
El rubio también estaba ansioso por conocer tal propuesta
—Ah, por cierto—Habló Eliza—Si todo resulta bien, llámame suegra.
La sonrisa de Golden se amplió.
Le gustaba lo que se aproximaba.
Al día siguiente, ahí iba Foxy, caminando con cuidado por la zona, pues Golden le cubría los ojos con las manos
—Golden ¿No me puedes dejar ver? Siento que voy a chocar—Pidió Foxy
—Calma, ya casi llegamos.
