Capítulo 16 / No soy ninguna de las dos.

91 19 44
                                    

Dedicado a MontseBrea

No tengo recuerdos suficientes, como para saber si Ayrin o mejor dicho, mi antiguo yo, fue capaz de atentar contra su vida, pero de algo estoy segura y es que el odio que la consumía, la hacía, "me hacía" más fuerte.

Joshua está convencido, de no haber visto jamás debilidad en mí y se muestra, tanto avergonzado, como arrepentido, no solo por pensarlo, sino también por habérmelo contado.

Él zanjo el tema disculpándose y aunque no le culpo por pensarlo, tampoco puedo olvidarlo, porque de ser cierto, en esa vida que no recuerdo, hay más dolor del que logro sentir y si con los recuerdos de la vida de Lía he sentido dolor, lo que siento con los de Ayrin me queman el alma.

Lía perdió a sus padres siendo una niña, la criaron sus abuelos y tuvo una adolescencia movidita, pero nada reseñable, en la universidad le fue muy bien, conoció al amor de su vida y tanto personal con laboralmente es feliz.

Sin embargo con Ayrin todo es caos, los recuerdos son escasos y cada pequeña imagen que aparece en mi mente, viene acompañada de sentimientos, de esos que ahogan, que consumen y minan el alma.

Pero gracias a los recuerdos de Lía, he mantenido los recuerdos de Ayrin a raya, me siento una espectadora de mi propia vida, si pudiera elegir, sería Lía sin dudarlo, echo de menos esa vida, extraño a Suso, siento como se me eriza la piel, de tan solo pensar en él.

Mientras observo a Joshua, que esta ensimismado buscando información con mi ordenador, llego a la conclusión, que debo centrarme en la vida que tengo, "Soy Ayrin, por el amor de Dios".

Lía y Suso, tienen que ser un sueño, un espejismo, algo que no tengo y anhelo.

Tengo que centrarme en arreglar el caos que es mi vida, el accidente me dio una oportunidad para empezar de nuevo, ya sea Lía o Ayrin.

Porque para ser honestos, si soy Lía en el cuerpo de Ayrin y encuentro a Suso, ¿qué se supone que le voy a decir?

Mi aspecto no se parece en nada al de Lía, sin contar lo más obvio, que tengo 17 años y Suso y Lía, unos 30.

Y si les encuentro a los dos, ¿qué se supone que tengo que hacer?, decirle a ella que acabe la melodía, o mejor aún, decirle que recuerdo como su marido la hace vibrar de placer, o eso se lo tengo que decir a él, "si lo sé, estoy desvariando", pero lo hago desde antes de despertar en ese puto hospital.

Y no puedo, simplemente no puedo más....

—Joshi, déjalo—. Quita la vista del ordenador y me mira con el ceño fruncido. —No quiero seguir con esto, quiero pasar página—. Su expresión paso de "no me estoy enterando de nada, a ya era hora de poner fin a esta locura".

— ¿Por qué?—. Se cruza de brazos, mientras siento que con la mirada intenta hurgar en mi cabeza. — ¿Que ha pasado?

— ¿Quién soy Joshua?—. No hago la pregunta para que me responda, no le doy oportunidad de hacerlo. —Si soy Ayrin, tengo que seguir adelante y vivir la vida que me tocó vivir. Recupere o no mis recuerdos, ya no seré esa adolescente, que calla y sufre en silencio.

— ¿Y si eres Lía, en el cuerpo de Ayrin?—. Arquea una ceja y pone una mano bajo su quijada, mientras sostiene su codo con la otra.

—Tu teoría es ridícula y lo sabes.

— ¿Y si no lo fuera?—. Pongo los ojos en blanco ante su insinuación, "ya no se quien está más chalado, él o yo".

—Tengo recuerdos de Lía y de Ayrin, pero no soy ninguna de las dos—. Me encojo de hombros. —Mírame, tengo 17 años y pienso como una de 30. Además en cuanto diga a alguien lo que te he contado a ti, me tacharían de loca y no les culparía.

AYRINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora