11. When You Meet Her

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Jade's Pov

Me remuevo un poco y mis manos se encuentran con la suave piel de Perrie. Abro los ojos y mi vista choca con su tierno rostro.

Tiene fruncido el ceño y respira profundamente. Recordándome el día en que decidió dejarme. Aparto el sentimiento de inmediato.

Me levanto y me dispongo a cambiar mi ropa. Me pongo la ropa del día anterior y dejo la prestada en la esquina de la cama.

Me gustaría quedarme, pero sólo tendría tentaciones.

Tomo un papel del escritorio de Perrie y escribo. Camino al buró y lo dejo a la vista de la ojiazul.

Beso levemente sus labios y me marcho.

~♡~

- Doctora Thirlwall, le paso la llamada de la señora Hastings.

Suspiro sonoramente esperando el cambio de llamada.

- Hola, Amelia. - saluda mi suegra.

- Hola, ¿qué pasa? - pregunto revisando mi agenda.

- No lo sé, dímelo tú.

- Explícate, estoy ocupada.

- Con tu amante, ¿no? - me toma por sorpresa.

- ¿De qué hablas?

- Anoche no volviste a tu casa a dormir, tal vez James se crea tus cuentos, pero yo no.

- Sólo un idiota se creería tus palabras, y dado que tú crees firmemente en ellas, no hace falta que te explique lo que quiero decir, ¿verdad, Liz?

- Cuida tus pasos, Amelia. Valora lo que estamos haciendo por ti.

- Sólo me haces perder el tiempo, y jamás te lo agradecería porque no tengo tus mismas aficiones. Déjate de estupideces y no le metas ideas en la cabeza a la gente. Ten buen día.

En cuanto cuelgo siento mi cabeza palpitar.

Realmente espero que esta pesadilla se termine rápido. Qué después de la boda o lo que sea que pase logre separarme de esta mujer.

Reviso mi agenda de nuevo, un paciente más y tengo que salir para encontrarme con Elizabeth. Ruedo los ojos de solo pensar lo que puede pasar ahora que sí le dije las cosas como las pienso.

Cierro los ojos unos minutos para descansar la vista.

~♡~

- ¡Oh, un Vera Wang! - exclama la madre de James a mis espaldas.

- No, claro que no, Liz, no me probaré ese vestido.

Frunce el ceño y lo baja. Lo deja en brazos de la vendedora.

- Estás a punto de convertirte en una Hastings, no puedes vestir cualquier cosa. - me regaña.

- No será cualquier cosa, lo escogeré yo de cualquier forma. Además, todas quieren un Vera. - apunto - Excepto yo. No quiero algo tan recargado. - digo paseando la mirada por el mundo de vestidos blancos - Mira este. - me acerco al vestido - Me lo voy a probar, podrías llevarlo también.

La chica se acerca a tomarlo con prisa. Mi madre se acerca a mí.

- Deberías escuchar a tu suegra, será tu boda, debes brillar. - sonríe con sus blancos dientes. Está agotada, pero lo disimula.

- Por eso mismo quiero hacerlo con algo que me guste de verdad, y esos vestidos no me gustan. - susurro lo último.

- Bien, de todas formas lo vas a elegir tú.

Me jala por la tienda hasta que llegamos a los probadores. Ellas se sientan en el sofá y yo entro con la chica a cambiarme.

Primero me pone un Rosa Clara con muchos detalles en el corte de atrás. Lo descarto de inmediato.

El que sigue es un Elie Saab que se ve lindo y delicado, color hueso y con detalles sencillos, pero el listón del frente me hace borrarlo de mi cabeza.

Por fin el ansiado Vera Wang de Elizabeth. Es lindo, sencillo con excepción de la parte de abajo, muy elegante. Todos los puntos los pierde cuando me tropiezo caminando con él. Y tampoco quería que me gustara el que eligió ella.

Nuevamente un Rosa Clara aparece, esta vez para robarse un suspiro de mis labios. Pomposo, pero con hermosos detalles de encaje. Me quedo perdida mirándome en el espejo. Cuando salgo ambas mujeres exclaman. Mi madre comienza a llorar de la emoción.

Detestaría destruirle este sueño.

- ¿Qué te parece? - le pregunto sonriendo.

- Es muy hermoso, tu eres hermosa, Jadey. - se levanta y me abraza con fuerza. Lloro con ella.

- Creo que me lo voy a llevar. - le informo a la chica de la tienda.

- ¿En verdad? - pregunta mi suegra con gesto de desagrado - No tiene nada de brillo, ni un cristal, es demasiado sencillo.

Me acerco a la vendedora.

- Me ayudas a cambiarme, te daré la tarjeta después. - entramos al probador y me pongo mi ropa normal.

La chica se va después con mi tarjeta de crédito. Me acerco a mi mamá y la abrazo.

- Ya terminamos aquí.

- Amelia...

- Liz, no me obligues a hablar, ¿quieres? Quién se pondrá el vestido seré yo y créeme que lo último que quiero es lucir igual que tú y tu altanera familia. - enredo el brazo de mi madre en el mío y la llevo a la caja para terminar el pago.

El viaje de regreso a casa de los Hastings es divertido. Elizabeth viaja en silencio y canto y charlo con mi mamá como no lo hacía en años. Cuando llegamos a su casa, mi suegra se baja dejándonos atrás. Cuando entramos a la casa encontramos a James y a Mike jugando en la pantalla.

- ¡Es mío! - exclama el menor.

- No, espera... ¡Diablos! - Mike salta festejando su triunfo y James sufre la derrota.

Los miro con diversión mientras las adultas se van a la cocina.

- ¿Cuántos puntos? - pregunto.

- 15, 489. - dice Mike con orgullo.

- Vaya, creo que le patearon el trasero a alguien. - James se para del sofá y me hace cosquillas - ¡No, basta! - exclamo.

- ¿Quién dijo algo sobre patear traseros?

- Yo no... fui. - me río. Me libera del martirio y me besa.

- Me alegro.

- ¿Cómo les fue? - pregunta mi cuñado.

- Nada mal, ya tengo vestido.

- ¡Qué bien! Me alegra que esté resuelto. - dice James.

- Y a mí, no tienes idea.

- Oye, ¿ya escogieron el color de las corbatas? - pregunta el menor.

- Si, rojo. - informa James.

- Bien, entonces le avisaré a mi chica.

- Uy, tienes novia y no me dices nada. - lo miro con tristeza.

- No, aun no es mi novia, pero aceptó acompañarme el sábado en la cena. Jade, te vas a morir cuando la conozcas, es hermosa, y una maravillosa persona también. - presume con ojos brillantes de emoción.

- No puedo esperar para mañana.

𝐶𝑎𝑙𝑚 - 𝐽𝑒𝑟𝑟𝑖𝑒Where stories live. Discover now