Capítulo 32✔

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-Merecen un óscar -comenté en cuanto los vi aparecer-

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-Merecen un óscar -comenté en cuanto los vi aparecer-. ¡Hasta yo me lo creí!

-Fue idea de Taylor -admitió Sara, colocándose su mochila que Sweet le pasó. Sonaba orgullosa.

Miré a la chica, asombrado. Ella pasó un mechón de pelo tras su oreja y reanudó la marcha al lugar de embarque. Nos colocamos en la fila y volví a rebobinar la escena.

-Es que no me lo creo -reí solo y miré a Javier-. ¿En serio fingiste raptar a mi hermana?

Asintió y la miró, pero ella estaba pendiente de la fila para subir al avión.

-¿Y cómo no te rompiste la espalda cargándola?

Ahí mi hermana sí se giró hacia nosotros y sus orejas se pusieron rojas.

-¡Matías! -chilló.

Taylor y Javier rieron a carcajadas.

Llegó nuestro turno y la chica de la aerolínea chequeó nuestros pasajes antes de dejarnos subir. Avanzamos por el pequeño pasillo tirándonos bromas de lo que hubiera pasado si Javier se caía con Sara encima, o si mi hermana se reía mientras fingía pedir ayuda. En fin, pasamos el rato hasta llegar a nuestros asientos.

Nos sentamos en orden de llegada, así que a mí me tocó ir con Taylor y a mi hermana con el Sabelo, en la hilera de atrás.

El avión comenzó a moverse y el piloto dijo algunas palabras. Las azafatas recrearon el manual de seguridad que pesqué muy poco, pero que Taylor escuchó atenta. ¿Estaba respirando más rápido o era impresión mía?

El avión fue más rápido, ya casi despegábamos.

Mi amiga se incrustó en el asiento y se aferró a los apoyabrazos. Parecías asustada.

-¿Qué pasa, Sweet? -me estaba asustando a mí. ¿Había algún monstruo en el avión? ¿Los guardias que perseguían a Javier se habían subido?

La fuerza del despegue me llevó hacia atrás y Taylor cerró los ojos, clavando las uñas en el apoyabrazos.

-¿Te dan miedo los aviones? -inquirí dudoso. Era imposible, ella controlaba el viento.

Abrió los ojos y soltó los apoyabrazos.

-No, no, nada que ver. Es sólo que me siento un poco mal. Perdón.

Se desabrochó el cinturón de seguridad apenas se estabilizó el avión en el cielo y fue a los baños.

Hice una mueca. ¿Le habría caído algo mal del desayuno? Esperaba que no. Aunque, si me ponía a pensar en nuestra mañana, a mí también se me revolvía el estómago, pero no salí corriendo como Taylor.

Llegó momentos después, con mejor cara. Se abrochó de nuevo el cinturón y suspiró.

-Queda poco para aterrizar, queda poco... -oí que se repetía en voz baja.

-Si quieres podemos ver una película, a mí siempre me ayudan a relajarme.

Me miró de reojo y asintió.

Busqué en la mini tele del asiento de enfrente y ocupé el control de mi asiento para moverme por las opciones que había.

-¿Acción? -pregunté-. ¿"Los vengadores: Endgame"?

-¿Todavía no la ves? -cuestionó horrorizada. Carraspeó-. Digo, no está en mis favoritas, pero es la película del momento.

Entrecerré los ojos.

-¡Pero si Capitán América es el mejor! -alegué.

Dejó de lado su desinterés y abrió los ojos como platos. Hizo una mueca y me quitó el control.

-¡¿Qué hablas?! ¡Hulk lo es! Capitán América es viejísimo, con toda su historia de que lo congelaron y eso...

-Menos mal que no te gustaba...

Abrió la boca para replicar y nos pasamos lo que quedó de viaje discutiendo sobre qué superhéroe era el mejor. No nos dimos ni cuenta cuando aterrizamos.

El piloto dio el visto bueno de desabrochar los cinturones y me alegré de ver la sonrisa de alivio que se dibujó en el rostro de Taylor.

El piloto dio el visto bueno de desabrochar los cinturones y me alegré de ver la sonrisa de alivio que se dibujó en el rostro de Taylor

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-¿Lista babosa enamoradiza? ─me preguntó telepáticamente Matías cuando nos paramos para desembarcar.

-Sí... ─contesté a regañadientes. No tenía sentido librarme de su apodo─. Sólo nos queda llegar al campamento y salvar a todos los campistas. ¿Qué tan difícil puede ser, no?

-Esa es mi hermana optimista.

No pude evitar sonreír; intentaba alegrarme. Supongo que ambos deseábamos que no fuera complicado colocar la esfera y volver a todos a la normalidad.

-Vamos, Sara -me apremió Javier, que ya estaba de pie en el pasillo.

Suspiré para disipar la ansiedad y me paré.

-Acabemos con esto.

De todas formas, lo que fuera a pasar, lo averiguaríamos en una hora.

Campamento DeíteWhere stories live. Discover now