Prólogo

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-¿Que pasa cariño?- le pregunta una madre a su hija de seis años, quien contemplaba asustada la fachada de su nueva escuela.

-Tengo miedo mami- le respondió esta nerviosa

Su madre se arrodilló junto a ella y la abrazó fuerte contra su pecho.

-No tenes porqué- intentó tranquilizarla- Acordate de que muchas de las mejores cosas que te sucederán en la vida, serán dentro de esas puertas

Su hija la miró, con sus enormes ojos marrones suplicándole que se quedara con ella.

-A ver- dijo, separándose lo suficiente de la niña como para poder mirarla a la cara- ¿Crees que Cenicienta hubiera encontrado a su príncipe si no se hubiera animado a ir al baile, a riesgo de que su madrastra y hermanastras la vieran?

La pequeña negó con la cabeza

-Creo que ya entendí- contestó esbozando una sonrisita

La campana sonó, señal de que ya era hora de que los niños entraran a clase.

-Gracias mami- exclamó la niña

Tomó su mochila y se alejó corriendo, uniéndose a la marea de pequeños uniformados que ingresaba a la escuela.

-¡Suerte cariño!- gritó su madre, aunque en el fondo sabía que su hija ya no la estaba escuchando

Ya dentro de la escuela, los niños fueron conducidos hacia el enorme patio central, donde formaron en filas para oír el discurso de bienvenida de la directora. Naty -porque así se llamaba - no entendía ni la mitad de las palabras que pronunciaba aquella señora, así que no le prestó demasiada atención. En cambio, se concentró en observar atentamente a sus nuevos compañeros de clase. Se preguntó, curiosa, con cuál de ellos podría intentar ser amigos.

Para cuando llegó el momento de entrar a su salón de clases, ya lo tenía decidido. Se acercó a un grupo de niñas, en su opinión tan bonitas y arregladas que parecían princesas.

-Hola- las interrumpió

Las tres voltearon a verla y, con expresión enfadada, una rubia de ojos miel que aparentaba ser la líder le respondió:

-Perdon, aca no hay lugar para vos

Naty suspiró y miró a su alrededor, buscando un sitio en el que sentarse.
Encontró una mesa al fondo de la clase, justo al lado de la ventana, y hacia allí se dirigía cuando...

¡Plum!

Un niño robusto de cabello largo y ondulado apoyó estruendosamente su mochila sobre la silla, indicándole a la pequeña que ese lugar le pertenecía.

Entonces, Naty no tuvo más remedio que ubicarse junto al armario al otro extremo del salón. No le agradaba demasiado ese lugar. De hecho, tenía miedo de que un monstruo espeluznante abriera las puertas para llevársela de un instante al otro.

Recordó lo que su madre le había dicho. Después de todo, Cenicienta era su princesa favorita, y si ella no había tenido miedo no había razón alguna para temerle a nada.

Abrió su cuaderno y comenzó a garabatear. Le gustaba dibujar, sobre todo vestidos de princesas y escenas de bailes reales. Se imaginaba a ella bailando vals con el príncipe, usando un enorme vestido celeste como el de Cenicienta.

-¿Puedo sentarme con vos?- dijo una voz junto a ella

Un niño de cabello rubio y bonitos ojos claros le sonreia, mochila de Batman en mano.

"Parece un príncipe", pensó, "Lo dejaré sentarse conmigo"

Compartieron toda la mañana juntos. El chico se comportó bastante amable con ella, lo que reforzó la teoría que tenia Naty de sus orígenes de sangre azul. Le dió de sus galletas de chocolate, las cuales le encantaban pero su madre se negaba a comprar.

Cuando la campana sonó al mediodía y fue hora de irse a casa, Naty se quedó rezagada guardando sus cosas. Alzó la mirada y el niño seguía allí, aparentemente esperándola.

-¿Como te llamás?- le preguntó
-Natalia- respondió ella con su voz dulce y aniñada.
-Yo me llamo Sebastián

Naty cerró el cierre de su mochila y se la colgó al hombro, lista para salir. Los dos echaron a caminar hacia la puerta de salida. Cuando Naty hubo avistado a su madre, se volteó a decirle a Sebastián una última cosa:

-¿Quisieras ser mi amigo?
-Si-contesto el niño

Y el resto fue historia. A medida que los niños fueron creciendo y haciéndose adolescentes, su vínculo fue creciendo con ellos.
Y cuando terminaron la secundaria y los padres de Naty le compraron su primer departamento, Seb no pudo hacer más que comprarse el de enfrente.
Así cursaron toda la universidad, casi como compañeros de habitación, pero sin pasar de ser eso: mejores amigos.

Y todo iba tan bien, hasta que llegó él.

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Hola a todos!

Bienvenidos a este nuevo proyecto, al que por ahora titule "El ladrón de mejores amigos" (sepan que soy MUY propensa a cambiarle el nombre y la portada a mis novelas miles de veces)

Espero que la disfruten, y como siempre repito me encantaría conocer su opinión acerca de la novela ❤

Me despido (por ahora, porque me verán dentro de poco)

L❤

El ladrón de mejores amigos (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora