Capítulo tercero.

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Al verle, sintió como todo el cuerpo le temblaba, como si se hallara en una montaña rusa, se puede decir que tenía mariposas en el estómago. Se quedó mirando fijamente la cartera, pensando que hacer. Hasta que él le dijo algo. Algo que no entendió. ¿Le estaba hablando en otro idioma? ¿Estaba tan embobada que no podía entenderle?
- Hey, te estoy hablando. - Su sonrisa asomaba poco a poco en su cara cada vez que hablaba, y eso hacía que ella se perdiera más y más en su rostro, admirando cada una de las curvas de su perfecta cara.

Al final se armó de valor para decir algo.

- Tienes mi cartera.

- Sí.

- Pero es mía.

- Sí.

Los nervios podían con ella, estaba a punto de tener una crisis. Empezó a entrar entrar en pánico, pero entonces el cogió su mano, y lentamente depositó la cartera en la palma de ella.

- Tómala, y ten cuidado, ¿vale?

- Sí. Gracias.

Entonces, de verdad le fallaron las piernas y cayó, adentrándose en un profundo y oscuro abismo. Lo último reconocible para sus ojos, fue la cara de preocupación de él.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2017 ⏰

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Aquél chico del busDonde viven las historias. Descúbrelo ahora