40. Misterios y sospechas

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*MADIE*

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*MADIE*

UN MES DESPUÉS...

No pude conciliar el sueño, toda la noche la pasé en la habitación de mi madre, quién no dejaba de llorar.

Su negación ante la muerte de mi padre ha sido mucho más complicada, hay momentos en los que decide que saldra adelante y otros en los que se hunde en una profunda depresión, de la cual ya recibe tratamiento. Pero a causa de ésto apenas prueba bocado y a regañadientes logra levantarse de la cama para ir al baño.

Mis hermanos y yo aún sentimos la muerte de nuestro padre, en más de una ocasión cuando Sally se queda a cuidar a mamá lloran juntas. Para mi no ha sido fácil ya que termino sollozando yo también en silencio en mi habitación.

Mi rostro es una mezcla de ojeras y lágrimas secas. Con mamá así es más complicado para mi enfocarme en ir a la Universidad. Pero mi entrada a Harvard ya es casi un hecho.

Desafortunadamente dejé mi empleo en sunset's. El señor Yates no se opuso y me ofreció toda su ayuda posible si la necesitaba.

Ésta vez decidí salir de casa e ir al parque.

El trayecto iba caminando y pisando hojas secas me hizo recordar cuando era pequeña, lo mucho que amaba venir aquí con papá y mamá. Yo trepaba el tobogán y me deslizaba, los brazos de mi padre me recibían al igual que un fuerte y bien tronado beso en mi mejilla.

Unas inmensas ganas de llorar me obligaron a sentarme en uno de los columpios del parque. Me resulta difícil lidiar con la ola de recuerdos que aparecen por mi mente. Me quedé ahí sentada e inhalé y exhalé repetidas veces para calmar mi llanto.

Quizá las pocas personas del parque crean que estoy loca, pero siendo sincera no me importa. Sería mil veces peor quedarme en casa oprimiendo mis sentimentos por ser fuerte para mi madre.

Me concentré en los niños, en sus risas, como se divertían en cada uno de los juegos y los padres de ellos vitoreandolos. Sentí unas manitas cálidas en mi hombro, me giré y me encontré con un niño de pelo castaño de algunos cinco años.

Me pidió que lo dejará subir en el columpio en el que me encontraba ya que los demás estaban ocupados, accedí, me pidió que lo balanceara un poco y eso hice.

Él reía mientras disfrutaba balancearse, sonreí por verlo feliz. Unos minutos después me pidió que jugara con el en el sube y baja, fuimos corriendo al juego y lo dejé arriba, obviamente por mi peso eso pasaría pero el disfrutó estar ahí.

"Por alguna extraña razón, su apariencia me recordó a George"

Bajé del juego y lo ayudé a incorporarse, me sorprendió cuando me dio un fuerte abrazo, por supuesto yo lo abracé de la misma manera y le di un beso en su frente.

-Me llamo Sam, por cierto. -Un ligero sonrojo apareció en sus mejillas y yo sonreí por ello.

-Mi nombre es Madie.

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