Capítulo 74

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-¿Qué hacemos ahora? -preguntó la morena al ver que pasaba el séptimo auto y no les paraba- Esto no está sirviendo.

-Seguir insistiendo -habló Deb.

-No nos pararán -dijo esta vez el castaño- Lo mejor será llamar a alguien para que nos recoja.

-¿A quién? -preguntó Hanna.

-Mi padre está trabajando, mi mamá ni hablar, los chicos ya deben haber llegado y con los apurados que iban no creo que sea buena idea llamarlos -se encogió de hombros y revisó la agenda de su celular.

-No, claro que no -titubeó la morena.

-Sólo nos queda una opción -hizo una mueca.

-¿Quién? -preguntaron ambas chicas.

-Llamar a Marco -trató de sonreirles- Y decirle que venga a recogernos.

Hanna creyó caerse al oír que Marco. Una fuerte presión en el pecho comenzó a aparecer y las manos comenzaron tambien a sudarles. El solo hecho de imaginar que vería nuevamente a Marco le ponía los pelos de punta.

Y se maldecía a si misma al sentir aquello, y eso que aun no lo veía, meses tratando de olvidarlo, y creyendo poder hacerlo, pero al oír su simple nombre de la boca de otro se ponía nerviosa entera. No sabía cómo reaccionar y es que tampoco debía reaccionar de alguna forma. Él no quería verla, pues ella haría lo mismo.

No lo tomaría en cuenta, ni si quiera lo miraría... Pero en el fondo de su corazón sabía que aquello sería difícil de cumplir.

Soló debía calmarse, no tomarlo en cuenta y hacer como si no existiera... -se repitió a si misma.

Marco movió un pie inquieto y paró al sentir una presión sobre él, trató de mover el otro y sucedió lo mismo. Frunció el ceño y comenzó a hacer fuerza con los pies para arrancar aquella presión que no lo dejaba dormir bien. Estuvo unos momentos así hasta que se dió cuenta de que todo era en vano. Aquel peso no se movería de ahí...

Se acomodó en forma fetal, y sus piernas rozaron con su pecho, cerró los ojos tratando de volver al sueño pero el sonido de su celular terminó por colmar su paciencia.

-Pero.. ¡Joder! que en esta casa no se puede dormir -exclamó sentándose en su cama. Miró a sus pies y notó como su amigo Gage estaba hecho un ovillo, con razón no podía acomodar bien sus pies.

Comenzó a patearlo, con el incesante sonido del celular siguiéndolo, hasta que su amigo cayó al suelo, pero en vez de reclamar siguió durmiendo sobre la alfombra, como si nada hubiera pasado. Marco negó con la cabeza divertido y buscó su celular en su pantalón. Lo encontró y se fijó en la pantalla, ¿una llamada de Isco?

-Hola -murmuró esperándose lo peor. ¿Para qué lo llamaría Isco si le había dejado en claro que no quería verlo más?

-Marco -saludó Isco en tono normal. ¿No estaba enojado? se preguntó en su interior- ¿Cómo estás?

-Bien -dijo a la defensiva- ¿Ocurre algo? -preguntó inmediatamente.

-Sí, o sea -lo oyó suspirar- Necesito pedirte un favor -Claro, pensó él. Para eso lo quería, para un favor. ¿Por qué había pensado que su amigo lo llamaría para que se arreglaran?

-Claro dime -suspiró y se paró de la cama, definitivamente no iba a volver a dormir.

-Estoy en la playa -murmuró Isco- Con las chicas, y estábamos con unos amigos, ellos se fueron y quedamos nosotros. Vine en mi auto, pero no sé qué le ha sucedido, el motor ha quedado muerto y no tengo dinero para llamar a una grúa, tampoco nadie nos ha parado en la carretera. ¿Podrías vernir a buscarnos? -Marco pensó un momento en decirle que no. Pero a pesar de todo, Isco era su hermano, su amigo, y aunque el castaño estuviese enojado con él, debía hacerlo por su promesa.

Enamórate || Marco Asensio ~ AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora