6. Compras y peluquería.

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Tan pronto como nos terminamos el algodón de azúcar, llegamos a una de las tantas tiendas donde vendían ropa de invierno, y la verdad no estábamos seguras sobre si debíamos comprar mucha o poca ropa. Quince mil dólares en manos de dos adolescentes no era buena idea.

Camila fue corriendo al estante con lazos y yo fui hacia los beanies. Está de más decir que no compramos sólo un par. Yo compré ocho y ella cinco, y eso porque entramos en razón. Luego vino la selección de ropa.

—¡Lolo!— éramos las únicas clientas en la tienda, pero eso no la iba a detener de gritar —¡Hay una chaqueta de cuero genial!

—¿Qué?— dejé de examinar los beanies y fui hacia ella —¿Dónde?— pregunté entusiasmada. Siempre quise una chaqueta de cuero, pero mis padres no la veían muy apropiada. Asociaban eso con vándalos y estafadores —¡Oh por Dios!— chillé cuando Camz la sostuvo para mostrármela por la parte de atrás y luego la del frente —Necesito llevarla.

—Y hay un vestido allá que...— su voz se apagó repentinamente.

—¿Qué ocurre?— pregunté curiosa.

—Mmm— se quedó mirando hacia la nada y luego suspiró —Nada.

—Decías algo de un vestido— le recordé con el ceño fruncido.

—No. Olvídalo— caminó hacia otro lado, dejándome intrigrada.

—Camz— la llamé y la seguí—¿Qué pasa?

—Por aquí creo que vi otra chaqueta linda— murmuró buscando entre la ropa que colgaba de unos ganchos, ignorándome.

—Camila— fruncí el ceño aún más —¿Qué pasa con el vestido? ¿Cuál es?

—Oh, aquí está— tomó una chaqueta de cuero de un modelo diferente. Esta era marrón, la otra era negra. Me la mostró con una sonrisa —¿Te gusta? Yo prefiero ésta, pero la negra es más tu estilo.

—Sí, ésta me gusta más, pero el vest—

—Necesitamos comprar cosas útiles— aclaró con seriedad, entregándome la otra chaqueta —No podemos gastar el dinero en caprichos míos, Lolo— continuó observando las prendas en busca de algo que pudiese gustarme.

—No, Camila, ahora es nuestro dinero— la tomé de los hombros suavemente para que prestara atención a mis palabras —Y si quieres un vestido, lo compramos, ¿si?

—Tú lo ahorraste, es tuyo, Lauren— aseguró asintiendo —Además, lo necesitamos para otras cosas más importantes. Tenemos que comprar alimentos, pagar transportes, ropa para las estaciones, pagar hospedaje...— enumeró distraídamente.

—Y alcanzará— la tranquilicé. Solté sus hombros —Es cuestión de no dejarse llevar. Y siempre podemos trabajar cuando estemos mucho tiempo en un mismo lugar, ayudará a nuestra economía.

—Está bien— murmuró poco convencida —Pero de todas formas no quiero el vestido o los lazos. Son muy aniñados— mintió.

—¿Aniñados? Ese es tu estilo, Camila— negó con la cabeza y alcé una ceja, incrédula.

—No más— murmuró mi mejor amiga caminando hacia otro sector de ropa.

—Vamos, Camz, deja que compremos lo que desees— fui tras ella, frustrada —Hay que aprovechar que tenemos dinero para hacerlo. Quién sabe si luego será una suerte el poder tener siquiera algo para comer.

—Y para evitar esa situación, ahorraremos— afirmó, observando más ropa en busca de algo.

—¡Bien!— bufé colocándome detrás de ella —Entonces no llevaré los beanies.

¿Contigo? Directo al infierno. (Camren) [PAUSADA]Where stories live. Discover now