1

349 48 5
                                    

Escucho que alguien se acerca a la puerta, rápido me pongo de pie de la cama y miro fijamente hacia enfrente, esperando que la puerta se abra.

—¿Daniel? —preguntan, mientras la puerta se abre.

Me quedo en silencio, pues es obvio que yo no soy Daniel, sino Progenito.

La enfermera Kinney entra y se acerca a mí, me entrega una pastilla y un vaso de agua.

—Tómalo, luego vienes conmigo —menciona ella, con una cálida sonrisa en el rostro.

Asiento con la cabeza, coloco la pastilla en mi boca y rápido le doy un sorbo al vaso de agua.

La enfermera Kinney camina hasta la puerta, yo camino detrás de ella y los dos salimos de la habitación.

—¿A dónde me lleva? —le pregunto un poco confundido.

—Tienes visitas —añade en voz baja.

Espero con toda el alma que la visita sea Isabel, así podré intentar rogarle que me saque de aquí, sino tengo que pensar en un plan para salir de aquí.

Sigo a la enfermera hasta una puerta, por la cual entramos, logro ver a Martha, Isabel, Tony y Carlos sentados en una banca.

—¡Anda ve con ellos! —sonríe la enfermera Kinney.

Suspiro hondo y camino hasta ellos, tengo que actuar como Daniel, así que debo estar tranquilo, aunque Carlos ya sabe que soy Progenito.

—Daniel, ¿Cómo estás? —pregunta Martha dándome un abrazo.

Por un momento pienso en no responder, luego recuerdo que debo actuar como Daniel.

—Mal, estoy triste por la muerte de Nadia, ya no quiero estar aquí —comento, mirando fijamente a Isabel.

Isabel desvía su mirada de mí, al parecer sigue enojada por haber asesinado a su esposo, bueno lo intentaré de nuevo.

—¿Isabel? —susurro acercándome a ella.

—¿Qué se te ofrece Daniel? —pregunta Isabel, posando nuevamente su mirada en mí.

—Sácame de aquí, hazlo por el amor que algún día me tuviste —le digo dándole un abrazo.

Ella rápido se aparta de mí, lo cual me hace enfadar bastante, Carlos me observa con enojo en el rostro, lo cual me hace tranquilizar un poco.

—No puedo hacerlo, aquí recibes ayuda —dice Isabel angustiada.

La ignoró por completo, Tony se acerca a mí y me da un fuerte abrazo, puedo sentir que está llorando, pues me ha dejado sus tontas lágrimas en el hombro.

—¿Qué pasa Tony? —le pregunto, fingiendo preocupación.

—Todos estamos muy afectados por la muerte de Nadia, nadie parece recuperarse —susurra él, llorando.

Frunzo el ceño al no saber qué decirle, me alejo de él y me acerco a Carlos, le doy un abrazo.

—Hola Carlos, ¿Cómo me queda este nuevo cuerpo? —le digo en el oído.

—Deja a Daniel, él no te hace ningún daño —menciona Carlos separándose de mí.

Una gran sonrisa se dibuja en mi rostro, mientras observo a todos fijamente, luego pongo una cara de angustia.

—Isabel, al menos piénsalo, si aún tienes un poco de cariño hacia mí, sácame por favor —le digo angustiado.

Martha, Carlos y Tony nos observan fijamente, todos esperan una respuesta por parte de Isabel, la cual no parece hacer caso.

No mires bajo tu cama 3 - Posesión.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant