Capítulo 1: Salado y Vinagroso

169 23 18
                                    

La oscuridad de esta noche pesa.

El sonido de mis pies al caminar hace eco alrededor de la calle, es tan tétrico que mi piel se eriza. El frío cala mis huesos de una manera casi dolorosa y el viento se encarga de arrastrar las hojas y ramas secas; yo me siento arrastrar con ellas.

El señor Levi, mi jefe, me pidió que me quedara un par de horas después de cerrar para compensar mi impuntualidad estos últimos días. Así que pasé gran parte de la noche fregando vajillas y limpiando las baldosas del suelo de la cocina, asegurándome de dejar todo impecable; no sin antes haber descansado un poco, teniendo la oportunidad de estar a solas no la iba a desaprovechar ni aunque la ciudad se estuviera cayendo a pedazos allá a fuera.

Me dejaron las llaves del comedor en el mostrador principal. Aún sigo sin creer en cómo el señor Levi dejó su negocio en mis manos por un par de horas, yo no me confiaría de nadie en una ciudad como esta.

Ahora camino a las 12:00 de la noche por las oscuras calles de Rocky Bay, con el miedo de ser asaltado, otra vez.



Miro a mi alrededor por costumbre, las calles están vacías y todos los hogares tienen las luces apagadas y la mayoría de casa están abandonadas.

Una fuerte corriente de aire frio me azota, dejándome un desagradable ardor en el rostro. Saco las manos de mi desgastada y vieja chaqueta para luego frotar estas contra mis brazos, tratando de crear un poco de calor; aunque sé que es inútil, estamos a bajas temperaturas y vivir en la costa no ayuda mucho.

Un suspiro pesado bota de mi garganta y parpadeo dos veces sintiendo un bulto alrededor de mis ojos, dificultándome el estar despierto. Hago un lento movimiento hacia atrás con los hombros y siento como todos mis músculos se tensan al instante; sin poder evitarlo, el cansancio y el dolor de mi cuerpo hacen que una memoria —de hace un par de días— llegue a mi cerebro.


"Comienzo a llorar con desesperación. Mi omega se encoge y mi garganta se cierra con el exceso de mi propia aroma —al borde del pánico— ahogándome.

— ¡P-Por favor escúchame! —Digo en un medio grito. Mi voz sale temblorosa.

Me mira como si hubiera dicho la estupidez más grande del mundo y alza su brazo al aire, tomando vuelo para impactar violentamente su mano contra mi mejilla izquierda.

Un ardor se apodera de mi rostro. Rápidamente me cubro la zona afectada mientras escupo un grito de dolor. Ha sido tan fuete que mi oído empieza a chillar.

— ¡Eres un inservible! —espeta—, ¿eres idiota?, ¡¿acaso estas operado del cerebro?!

Lo miro con terror, tratando de mantener mis emociones a raya, pero no puedo. Su olor venenoso, su rostro fundido en enojo y su fétido aliento mezclado con el alcohol, hacen que esa conocida sensación vertiginosa controle mis sentidos, tumbándome.

— ¡P-Papá q-quería marcarme! —chillo.

— ¡TE HUBIERDAS DEJADO! —escupe en un grito—. ¡¿TIENES IDEA DEL MONTON DE DINERO QUE TIENE ESE ALFA?!

De nuevo, su mano choca con coraje contra mi mejilla de una manera inhumana.

Y otra vez.

Lo hace una vez más.

Lo hace hasta el cansancio."


Una vez más están mis pensamientos mofándose de mí.

Esa noche me llovieron golpes.

Un conocido picor hace su presencia en las palmas de mis manos y un torrente de agua salada amenaza con salir disparado de mis ojos con urgencia, pero lo detengo; apretando fuerte los dientes y los músculos de mi cuello, dejando como evidencia de mis lloriqueos una capa de agua brillosa en mis ojos, y ese tono rojizo de mierda en toda mi cara.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 20, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sentir el Ardor | Larry Stylinson OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora