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              Ha pasado 2 días desde que he sabido la verdad, Eduardo Lahoz, mi hijo, un adolescente que lo consideraba una molestia total, pero eso parecía que no le afectaba por eso siempre sonreía, en realidad llego a mí porque su madre Lucy Domecq se escapó con un tipo de muy mala influencia llamado Guy, a partir de ahí Eduardo sufrió de abandono y maltrato físico, con solo en pensar en eso me daba ganas de golpear a ese miserable de Guy y muchísima veces, aunque hay algo que me hubiera gustado saber, si en los años que no lo visite, si lo hubiera visitado ¿Eso habría pasado? Me hubiera gustado saberlo, seguramente si, seguramente no, no se sabe (Aunque también hubiera pasado la parte en que la mujer se larga en la madrugada y nosotros de estúpidos pensar que se fue al banco y luego la secuestran o algo así) en fin, ese día, cuando llegue de hablar con mi hermano pude hablar con Eduardo, no tocamos el tema, le di la laptop no lo alegre pero me agradeció por hacer eso por él, la pase un rato con él, no hizo volverle esa sonrisa de siempre, pero algo es algo, de seguro se preguntaran ¿Esto es por lastima? Déjeme decirles que no, no es por lastima, aprendí una gran lección, debo dejar pensar en mí y pensar en los que me rodean por muy pequeño que sea, especialmente si lleva mi sangre, solo tenía que demostrarlo, a pesar que pasaron dos simples días para mi parecieran más días, arriba y abajo teniendo mi teléfono en la mano marcando el número de Lucy una y otra vez, ese día Eduardo estaba con su laptop escuchando música y haciendo tarea (Lo sé porque lo supervisaba) Yo seguía marcando el número, creo que era la décima vez que lo hacía en ese día, mientras que daba vueltas en toda la casa, tras ver que Eduardo seguiría en lo suyo y no en locuras me fui a mi habitación, intente tres veces más, no quería perder las esperanzas, observe la puerta y veía que Eduardo aún estaba distraído, si, no quiero que Eduardo sepa lo que estoy haciendo, no sé si me permite hacerlo pero por las molestias que tengo no las podía aguantar más, llame por cuarta vez, tocando la pequeña mesita al lado de mi casa muy inquieto hacia un movimiento muy desesperante con mi mano, hasta que ese molesto sonido que hace el teléfono para atender la llamada, se detuvo

-¿Qué rayos quieres Diego?- Su voz tan fría y tan ignorante que era obvio que era Lucy con la quien hablaba, tan solo con escucharla me daba náuseas y un enojo insuperable

-Te he estado llamando varias veces ¿¡Porque no contestabas?!

-¿Ahora soy tu mascota? Te conteste para que dejaras de molestarme

-Si claro, ahora mismo me vas a explicar cómo es eso que dejaste a Eduardo abandonado, que dejaras que lo golpeen ¡Y tratarlo como una basura!

-.....Yo no hice eso

-¿Y ahora me lo niegas? Ah, espera no me digas "¿Quién es Eduardo?"- Lucy se quedó callada un momento- ¡Responde!

-¡Primero que nada no me hables así!

-¡Te hablo como se me da la gana! Es que...tu si eres impresionante de verdad ¿¡Cómo te atreves a dejar a tu hijo de esa manera?! Lo peor de todo es que lo dejaste por un bueno para nada, escúchame bien, puedes hacer lo que se te la gana conmigo ¡Pero con mi hijo no lo hace sufrir así!

-¿¡Acaso ya puedes dejarme tranquila una vez por todas y hacer lo que quiera?!

-¡Ah! ¿Es que ahora haces lo que quieras? Bueno, bueno, está bien ¡Sal con quien quiera no me importa! ¡Pero que lo abandones nunca te lo voy a perdonar! ¿Quieres ser la niña que hace lo que quiere y dejar todo en lado? Bueno entonces lo serás, cuando termines con ese desgraciado ni se te ocurra venir a llorar y buscar a Eduardo ¡Porque no lo permitiré! Ni por muerto ¿¡Entiendes?! Yo estoy dispuesto a cuidarlo y defenderlo por mi vida a partir de ahora

Saga encuentro-Capitulo 2: Fugitivos de la justiciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora