Capítulo I

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Acarició lentamente al perro que se apoyó sobre sus piernas mientras veía la pequeña y andrajosa televisión que tenía en la sala de estar. Su risa opacó la voz de los comentaristas dentro de la pantalla oscura y el sonido de su celular hizo presencia en la pequeña habitación, sacándolo de su momento de descanso y llevándolo a un estado catatónico cuando vio la persona que lo llamó. Tragó saliva fuertemente antes de contestar. Su perro, Leonardo, lo miró durante un momento al notar su falta de caricias.

—Buenas noches, señor —saludó con voz ahogada.

La mano que no sostuvo el aparato tembló sobre su regazo mientras que la televisión siguió reproduciéndose, aunque siendo totalmente ignorada por un BaekHyun nervioso y asustado que no dejó de mordisquearse los labios.

BaekHyun —El hombre sonó áspero y tosco desde el otro lado de la línea—, acabo de revisar mi cuenta bancaria y aún no veo ningún depósito de tu parte.

—Lo siento, señor. —Tomó profundas respiraciones para evitar largarse a llorar o algo parecido—. Le prometo que apenas tenga el dinero se lo depositaré. Solo deme unos días más, por favor.

Pides más tiempo, pero todavía te encuentras sentado en tu desgastado sofá mientras ves esa horrible televisión desteñida, ¿no? —Inmediatamente se giró hacia la ventana, encontrándose con las cortinas abiertas. Sin pensarlo dos veces se levantó y las cerró—. Necesito mi dinero, BaekHyun. No puedo esperarte más tiempo.

—Solo unos días más, por favor —lloriqueó y apegó la espalda a la pared antes de deslizarse sobre la superficie—. Estoy juntando dinero, pero es tanto lo que le debo que no se lo puedo pagar todo de una sola vez.

—¿Eso quiere decir que puedes pagarme aunque sea un tercio ahora mismo?

Su labio inferior tembló y dejó escapar el primer sollozo. Leonardo se acercó de inmediato a él e intentó moverle la mano con el hocico.

—Solo unos días más, señor. Por favor.

Tienes tres días para pagarme al menos un tercio de lo que debes —espetó el hombre entre dientes—. Si no pagas a tiempo puedes ir despidiéndote de esa mierda de perro desaliñado junto con esa mugrienta televisión con la que tantos te ríes, ¿entiendes?

—Sí, señor. Seré puntual.

No quiero llamarte de nuevo por esta mierda de situación, BaekHyun. —La llamada se cortó después de eso y BaekHyun dejó caer con pesadez la mano que aún tenía el celular. La pantalla brilló desde el suelo, indicándole que su saldo acabó ya hace dos días, mensaje bastante insignificante para ese momento.

Leonardo se acercó más a él y de algún modo pareció querer darle consuelo, cosa que logró a medias porque BaekHyun terminó riendo cuando el animal le pegó con la pata en la mano, esperando caricias.

—Está bien si se llevan la tele, Leo —susurró mientras acariciaba al animal—. Pero tú...

Intentó no largarse a llorar entre tanta cosa agonizante que sintió dentro del pecho, aunque, de igual forma, recibió lamentos por parte del animal que estaba junto a él.

BaekHyun no acudió a los prestamistas hasta luego de cumplir los veinte, un año después de enterarse que su padre tenía planeado un viaje con su nueva esposa junto a los hijos de esta y que él no estaba invitado.

Lo esperó durante un año. Intentó vivir lo más cómodo que pudo entre los pocos gastos y el exiguo salario, pero la vida era dura y luego de unos meses se vio en la necesidad de vender el departamento en el que siempre vivió para atenderse a sí mismo una extraña infección que se le adhirió en aquel año de agonía.

Delante de cámara • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora