Capítulo IV

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¿Cuánto pasó? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres? BaekHyun no lo sabía. Perdió por completo la cuenta de los días. De lo único que fue consciente fue de la vida que llevaba ahora, no grandiosa, pero sí mejor que antes.

Finalmente acabó por pagarle todo al prestamista, así que ya no sentía la presión de aquello. Además, encontró empleo fijo como recepcionista de una clínica veterinaria, aquella misma a la que se vio en la necesidad de llevar a su perro debido a las complicaciones que sufrió durante unos días atrás. La veterinaria le dijo que Leo estaba un poco deprimido porque generalmente pasaba solo en el hogar y aparte de darle unas vitaminas le pidió a él como dueño que lo sacara a pasear con más regularidad y fue gracias a ello que se lo volvió a encontrar.

Después de que pasó todo aquello con el camarógrafo de pornografía no lo volvió a ver más y tampoco creyó que llegaría a hacerlo, ya que cumplió con su parte del trato y le entregaron el dinero que correspondía. Finalmente, todos tuvieron su final feliz o al menos eso quiso creer BaekHyun, aunque nadie más que él sabía que sentimentalmente salió perdiendo. A pesar de que pensó que no habría nada más que pudiera hacer, se dio cuenta en ese momento que sí habían posibilidades.

En un principio pensó que se confundió de persona, pero la verdad fue que sí logró confirmar que se trataba de ChanYeol, aquel camarógrafo con el que obtuvo un poco de dinero gracias al sexo, aunque BaekHyun sabía que no lo hizo precisamente por eso.

En un principio tuvo la idea de alejarse con la intención de no ser visto, pero finalmente esa idea fue descartada cuando se percató de que el otro ya lo notó y, de hecho, caminaba en su dirección.

—Hola. —Solo en ese momento se percató de que ChanYeol traía consigo un perro Chow Chow castaño, casi pelirrojo.

Su Yorkshire Terrier le ladró al animal y BaekHyun se mordió el labio inferior mientras ponía los ojos en blanco, pensando que el perro del camarógrafo era tres ves más grande que el suyo, quizás no muy alto, pero sí bastante gordito, aunque probablemente fuera por la cantidad de pelo.

—Hola —saludó en respuesta y le dio una avergonzada sonrisa.

A pesar de lo que sucedió no esperó ver a ChanYeol otra vez. Sí, durante semanas deseó hacerlo, pero nunca imaginó que sería posible.

—¿Es tu perro?

Asintió y apuntó hacia el animal con una sonrisa—. Se llama Leonardo.

El chico frente a él sonrió junto a él.

—El es Arturo. —BaekHyun vio al animal y se puso en cuclillas para acariciarle la cabeza. El perrito abrió la boca para sacar la lengua, demostrando lo feliz que estaba por las caricias.

Por detrás pudo escuchar cómo Leo gruñó, envidioso.

—¿Qué tal si vamos por un helado? —Miró hacia arriba y elevó ambas cejas, totalmente sorprendido. Se vio en la necesidad de erguirse para tener una mejor visión del contrario—. Soy Park ChanYeol. —El chico extendió la mano hacia él y le guiñó—. ¿Tu nombre?

—B-Byun BaekHyun. —Sonrió y extendió la mano hacia el contrario.

Probablemente fue una completa ilusión, pero la mano de ChanYeol contra la suya se sintió tan cálida y real, sin embargo, la situación fue tan... tonta.

—¿No te acuerdas de mí?

ChanYeol rio—. Solo sígueme la corriente, BaekHyun.

Y sí, probablemente esa fue la ocasión que pensó que desperdiciaba. Agradeció infinitamente a ChanYeol por darle una segunda oportunidad.

Delante de cámara

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