25. Ayúdame

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-Narra Mayte-

Luego de la llamada inesperada de Isabel decidí romper mi orgullo e ir a su encuentro. No la notaba bien, y si bien mi hermana era una mujer muy sensible que lloraba con demasiada frecuencia esta vez era algo grave y no podía hacer oídos sordos a su pedido. Me necesitaba y estaría allí para ella.

Tome mi cartera y las llaves del coche de mis padres. Les inventé una excusa que creyeron sin muchas preguntas y salí directamente para el departamento de Isa.

Dentro de mi cabeza se formulaban millones de preguntas... ¿Qué habrá pasado? ¿Le habrá hecho algo ese malnacido? ¿Estaría aún con ella? No lo sabía. Mi mente no podía dejar de recordar las palabras quebradas por el llanto que mi hermana me dijo por celular. Un nudo se hizo en mi garganta y en mi estómago.

Luego de minutos interminables de viaje llegue al departamento.
Para mí suerte el encargado que me conocía desde hace años me saludo amablemente y me dejó pasar. ¡Una bien!
Tome el ascensor y marque el piso de Isa. Me mire al espejo y un suspiro salió de mis labios. Debía ser fuerte, no podía quebrarme ahora. Debía ser el sostén de Isabel y protegerla de todo. A pesar de no ser la hermana mayor debía tomar ese lugar.

Llegue al piso y luego de transitar por el pasillo tome mis llaves y busque la que podía abrir aquella puerta del departamento. Entre y desde el living podía escucharse los sollozos de Isabel.

Mayte: Isa.. Isabel ¿Dónde estás?
Isabel: aquí. -Dijo apenas audible-

Camine hacia el baño y la puerta estaba abierta. Gracias a eso pude visualizarla sentada en un rincón tomando sus rodillas. Tanto en la pileta como en el inodoro habían hilos de sangre. Mi sangre se heló al formular miles de hipótesis en mi mente. Llegue a ella y tome su mano logrando que se pare. Su rostro estaba demacrado. Sus lágrimas amargas no dejaban de caer y a decir verdad estaba muchísimo​ más flaca desde la última vez que nos vimos.

Nos miramos por unos segundos, trate de adivinar que pasaba pero no pude. La abracé con todas mis fuerzas dejando que mis lágrimas se escapen de mis ojos. La había extrañado demasiado, no había sensación más hermosa que tenerla en mis brazos.

Acaricie su espalda mientras lo único que se lograba escuchar eran nuestros llantos.

Isabel: te extrañe tanto Chi.
Mayte: y yo a ti Ila.

La mire y salimos del baño. Volvimos al living y nos sentamos en el sillón. Ella agachó su mirada mientras yo buscaba la misma todo el tiempo.

Mayte: mírame Isa.
Isabel: no puedo. -Contestó y cerró sus ojos- no puedo hacerlo.
Mayte: ¿Por qué no?
Isabel: me da vergüenza. No entenderías esto que me pasa.
Mayte: si me lo explicas quizás podré hacerlo pero mírame, necesito mirarte a los ojos.
Isabel: May por favor... -Suplicó con tristeza. Podía jurar que nunca la había visto así-
Mayte: por favor te pido yo... Quiero entender aquellos hilos de sangre que encontré, quiero saber porque estás así, quiero ayudarte a salir de lo que te pase.
Isabel: ayúdame a salir de este infierno entonces. -Me pidió mientras sus lágrimas caían como lluvia- por favor Chi, te lo suplico.

Me salvaste. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora