Día 3

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Día 3: Separación.

-Ahora ya no hay nada que nos una. -soltó el moreno mientras poco a poco se alejaba de aquel lugar.

-Tienes razón. -murmuró por lo bajo Atsushi mientras veía al otro caminando a lo lejos. -Después de todo, Dazai-san ya no está.

Un nudo en su garganta se formó tras decir eso, en su pecho sentía una opresión que le dolía, pero sabía a la perfección que lo que lo lastimaba no era la ausencia de su mentor sino la idea de que no volvería a cruzar palabra alguna con el otro.

A decir verdad, no quería creer que su relación había sido tan frágil como para que el vínculo que les unía se basara en una sola persona. No, él admitía que al inicio así había sido, pero con el paso del tiempo, el lazo entre los dos no solo se limitaba a eso sino que en cada uno de ellos había surgido un sentimiento que comenzó como rivalidad y que poco a poco se fue transformando en amor. Sí, eso era. La relación entre ambos ahora era más que una simple competencia y no podía romperse tan fácilmente porque si fuera lo contratio entonces, ¿qué significaba realmente lo demás?

¿Qué eran aquellas pláticas sobre lo que estaba bien y lo que no se debía hacer? ¿Cómo definiría aquellas peleas que aunque sonaban a amenazas de muerte, no eran más que una mentira? O aquellas felicitaciones escondidas entre silencios y comentarios sarcásticos, ¿solo eran mentira?

No. Atsushi estaba seguro que no lo eran porque para él, cada gesto que le dedicaba Akutagawa era algo diferente. Pocas veces el moreno se mostraba cariñoso y aunque la mayoría del tiempo se dedicaba a molestarlo o a golpearlo, también conocía un lado tierno que se veía forzado a ocultar la mayoría del tiempo a causa de sus inseguridades. No, su relación no podía ser tan frágil como para separarse de esa manera.

Tras pensarlo unos segundos, el menor comenzó a correr buscando alcanzarle. Corría con todas sus fuerzas y aferrado a la idea de que no podía dejarlo, no aún. Porque si lo hacía, entonces no sólo se estaría llevando aquellos abrazos tímidos, aquellos torpes besos que de vez en cuando se daban o aquellas noches en las que se asinceraban y compartían al lado del otro. No, si lo dejaba ir entonces también se llevaría todos los recuerdos; ya fueran buenos o malos, que habían compartido, le quitaría las esperanzas de volver a ser un equipo con él y la oportunidad de protegerlo en el campo de batalla. Atsushi no podía dejarlo ir porque si lo hacía, Akutagawa se llevaría toda su historia y simplemente lo dejaría con el triste dolor de la soledad.

Al pensar en eso, el agente siguió corriendo aún con mayor velocidad, necesitaba alcanzarlo. Sabía que si persistía, ambos arreglarían las cosas porque después de tanto tiempo juntos y de todo lo que habían vivido, era inútil permanecer indiferente a la compañía del otro. Así que no, está no sería la última vez que le vería.

-¡Akutagawa, espera!

Shin Soukoku WeekWhere stories live. Discover now