Capítulo 16: Una noche juntos.

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En el pequeño apartamento Ackerman no se escuchaba más que el latido de los corazones de dos individuos que se encontraban semi-desnudos y recostados uno frente a otro en la suavidad de la cama. Levi le daba tiernas caricias en la cintura a Mikasa sin apartar sus ojos azules de los orbes grises que la chica poseía, mientras la azabache paseaba sus manos por el pecho de su amante con un ligero sonrojo en sus mejillas y el nerviosismo sintiéndose a flor de piel.

- ¿Estás lista?

- ...

Mikasa sólo asintió débilmente con la cabeza, la ansiedad la estaba matando y no podía esperar a que aquel hombre la penetrara. El azabache bajó entonces las bragas de la chica y permaneció unos segundos admirándola, haciendo que Mikasa se sonrojara aún más.

- ... No estás nada mal. ¿Por qué te sonrojas?

- No es éso... es tu mirada, como si estuvieras a punto de devorar tu plato favorito...

- ¿Y no es éso lo que voy a hacer?

- Ya déjate de juegos, Levi...

El mayor levantó una ceja, acercó sus labios a la oreja de la menor y susurró con una voz más que sensual en su oído.

- No estoy jugando.

Mikasa sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al mismo tiempo que una oleada de calor. La azabache se sujetó con fuerza de las sábanas y esperó, mientras que Levi aproximaba sus labios hacia la intimidad de la menor y sonreía al imaginarse el sonido de la voz de la mocosa llena del placer que él le brindaría. Cuando la conoció, nunca imaginó que la tendría así y que disfrutaría de hacerlo, pero en ese momento no podía sentirse más satisfecho consigo mismo.

Le dio una última mirada a Mikasa, quien se mordía el labio inferior con ansias y removía sus dedos en las sábanas, y con esta imagen en su cabeza regresó la vista hacia los labios de la menor y dio el primer lengüetazo.

El placer que sintió Mikasa en esos momentos no tiene descripción, era como si Levi supiera exactamente dónde tocarla. Sutiles gemidos fueron saliendo de la boca de la menor, lo que era música para los oídos del Ackerman mayor, quien se motivó aún más para lograr aumentar el sonido que producía Mikasa de su boca.

Aquello era nuevo para la azabache, Eren nunca le había brindado tal placer. Lo mejor de todo era que Levi parecía disfrutarlo también, por lo que Mikasa logró soltar una mano de entre su enredo en las sábanas y la colocó sobre la cabeza del mayor, acariciando con ternura su suave cabello.

Levi ya se sentía suficientemente erecto para penetrar a Mikasa, pero temía que fuera a lastimarla, por lo que se dedicó unos minutos más a usar sus dedos para acostumbrarla un poco. Los gemidos de la azabache fueron en aumento así como la satisfacción que sentía, y una vez terminó con su labor, Levi terminó de desvestirse y se acomodó sobre la menor.

- Levi...

La forma tan satisfactoria en que la azabache lo llamó provocó que Levi sintiera cierta energía recorriendo su piel hasta llegar a sus labios, los cuales acercó hasta los de la menor y la silenció con un beso lleno de pasión y deseo que la azabache correspondió gustosa.

Durante el proceso de aquel candente beso, Levi aprovechó para penetrarla causando fuertes gemidos en la menor que fueron disipados con la unión de sus labios. Mikasa ya no podía ni pensar, dejándose llevar por el ritmo de los movimientos que Levi tenía y disfrutando tanto de sus caricias como del placer que nunca antes había sentido de esa forma.

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Una hora, dos, el tiempo pasó y ambos azabaches continuaron dándose placer mutuamente toda la noche hasta desfallecer. El móvil de Mikasa sonó repetidas veces, pero ninguno se preocupó por responder; tenían un asunto a su parecer mucho más importante en esos momentos que cualquier llamada entrante.

La madrugada llegó y tanto Levi como Mikasa se sentían tan satisfechos que se tumbaron sobre la cama abrazados y se dispusieron a dormir, no sin antes haber tenido una pequeña charla entre ellos, de esas charlas que sólo suceden después de tener sexo, cuando estás vulnerable con tus sentimientos.

- Te amo, Levi... éso fue increíble.

El azabache apegó a su amada aún más hacia él, como si el temor de perderla de pronto se hubiera apoderado de él.

- Yo también te amo, Mikasa.

La facilidad con la que lo dijo se debió a que en esos momentos no le importaba ya nada más, sólo disfrutar del momento y de la mocosa que yacía casi dormida en sus brazos.

- Prométeme que pase lo que pase no te irás de nuevo.

Las palabras de Mikasa fueron como un cubo de agua helada cayendo sobre Levi, él sabía que el temor de la menor no desaparecería después de los 10 años que estuvieron separados, pero él lo había explicado todo en las cartas, porque decírselo de frente le parecía algo bastante difícil.

- Mocosa... No me iré de nuevo, y esta promesa la pienso cumplir, me cueste lo que me cueste.

Mikasa cerró los ojos y sonrió, confiaba en ese hombre a pesar de todo y no dejaría que nada se interpusiera entre ellos una vez más, no cuando todo estaba yendo a la perfección entre ellos.

Levi pudo sentir cómo la respiración de la chica en sus brazos se volvía más pesada, lo que le dio la paz y tranquilidad suficiente para poder dormir el resto de la noche.

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A la mañana siguiente, casi a mediodía para ser exactos, Mikasa abrió los ojos y lo primero que pudo ver fue el rostro durmiente de su amado Levi. Permaneció unos momentos así, observándolo, hasta que un golpe de realidad la acechó.

"¡Mi teléfono!" Pensó.

Procurando no moverse demasiado para no despertar al mayor, Mikasa se aproximó al tocador a un lado de la cama y tomó su móvil para revisarlo.

30 llamadas perdidas de "Papá"

Miedo. Fue todo lo que pudo sentir Mikasa al ver la pantalla de su teléfono. Junto a las llamadas, venían mensajes de su padre exigiendo saber dónde se encontraba. Ya no había marcha atrás, tenía que inventarse una muy buena excusa para zafarase de ésta.

- ¿Estás en problemas?

La repentina voz de Levi provocó un salto en la menor, quien volteó a verlo con preocupación.

- Mi padre ha de estar buscándome como loco...

- Tranquilízate, ya pensaremos en algo.

El mayor rodeó la cintura de la chica con sus brazos por detrás y depositó varios besos en su cuello, provocando nuevamente a la menor.

- Levi...

- Necesitamos una ducha urgente.

- ... ¿Qué?

¿El padre de Mikasa seguramente iba a matarla en cuanto la encontrara y lo único en lo que podía pensar Levi era en su higiene personal?

- Debes estar bromeando...

- No. ¿Quieres ducharte conmigo?

- ...

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¡Hasta aquí! Hola mis queridos lectores :'3 por fin les traje el capítulo que de seguro tanto esperaron, y ojalá no los decepcione, hice lo que pude entre trabajos y más cosas :| lamento mucho la demora que estaré tomando en actualizar, pero de que terminaré este fic, lo haré. Muchas gracias por su apoyo, son los mejores :') nos leemos pronto.

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