Capítulo 28 |Un sacrificio de amor

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(P.O.V - Christian)

- ¡Atenlo! - la voz estridente de una mujer llega a mis oídos de forma violenta intensificando así el dolor agudo de mi cabeza que ha empeorado desde que he tratado de abrir los ojos, de nuevo trato de enfocar algo o a alguien a mi alrededor pero mi vista está totalmente nublada y mis parpados demasiado pesados como para siquiera entreabrirlos, me siento aturdido... demasiado aturdido y confundido «¿Dónde mierdas estoy? ¿Quiénes son estas personas?», preguntas que deduzco que en cualquier momento tendrán respuestas, pero no sé si eso será bueno o malo en mi condición de indefensión, algo en mi pecho me alerta y me da la sensación de que aquella revelación a mis inquietudes y mis preguntas no formuladas tendrán respuestas que serán mi pesadilla y mi muerte, trato de no dejarme agobiar por este sentimiento de zozobra y de inquietud que se está apoderando de mí, que me cubre como un manto oscuro dejándome en total oscuridad.

«Esto tiene que ser una maldita pesadilla»

Trato de agudizar mis oídos ante cualquier sonido, trato de identificar las voces que cuchichean a mí alrededor, pero es inútil, no logro captar o identificar a alguno de ellos. Siento mi cuerpo totalmente lánguido y totalmente ajeno a mí, mis músculos están agarrotados totalmente, no sé cuánto tiempo llevo en este misma posición, me pesa hasta el alma, parezco y creo que doy hasta la imagen de un muñeco de trapo sin nada de estabilidad en su cuerpo, mi boca está totalmente seca y hasta me cuesta un poco respirar.

- ¡¿Qué maldita parte de atenlo no logran entender?! - de nuevo grita con fuerza muy cerca de mí, me quejo por el dolor que se intensifica cada vez más « ¿Qué demonios?», escuchar esa voz solo hace doler intensamente mi cabeza cada vez más, me siento totalmente débil, trato de humedecerme los labios con saliva, pero mi boca esta extremadamente seca y siento que en cualquier momento moriré de sed « ¿Qué demonios está pasando?» - déjenlo en aquella silla.

Recuerdos leves llegan a mí confundiéndome un poco más. Lo poco que recuerdo es salir de aquella reunión que fue una total pérdida de tiempo, subí al ascensor, dos tipos subieron después de mí, uno de ellos me pidió un encendedor, negué traer uno conmigo de pronto siento un dolor punzante debido al golpe fuerte que me han propinado en la cabeza y no recuerdo mucho más «Vamos Grey haz un esfuerzo», pero aunque trato de aislar mi mente de los sonidos y las risas a mi alrededor no lo logro... es todo tan confuso trato de recordar algo más, pero los recuerdos se desvanecen en el mismo punto. Siento como dos hombres me toman de los brazos y soy arrastrado literalmente hasta una pequeña silla de madera que está en el centro de la habitación -no logro enfocar muy bien pero las imágenes distorsionadas así me lo indican- que más bien parece una bodega; siento el metal frio de unas esposas en mis muñecas apresadas, trato de forcejear inútilmente, no tengo fuerzas o son casi nulas, no puedo siquiera abrir mis ojos, ya que me pesan como un demonio, apenas tengo fuerzas para respirar, aprieto los ojos con fuerza y como un destello de luz su imagen impresa en mi mente se reproduce calmándome de alguna forma, su sonrisa es como mi talismán, ella es mi amuleto de la suerte, me aferro a esa imagen que se reproducen en mi cabeza, sus sonrisas que derritieron las capas de hielo que cubrían mi corazón, su amor que logro encerrar mis sombras en un baúl con mil cadenas encima y ese mismo amor lanzo ese baúl al centro del océano, dándome esperanzas de una nueva vida para mí... dándome esperanzas de que puedo ser amado, que soy digno del amor, que no estoy tan dañado como me quise hacer creer, que aunque no tuve un buen comienzo soy merecedor de un «¡Felices para siempre!», esta vez lo creo y aunque nunca quise tener una familia sé que la tengo... ella es mi familia.

TÚ MI CURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora