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Estando ya en la universidad estacionamos el auto en el único lugar libre que quedaba y nos dirigimos en busca de el salón que nos tocaba, según los horarios que nos mandaron teníamos historia.

No es una materia que me encante pero siempre me va espectacular, al encontrar el salón entramos y Sarah inmediatamente acaparó la mirada de la mayoría de los chicos que se encontraban sentados esperando que el profesor ingrese a clase, pero ninguno de estos al parecer se dio cuenta de mi presencia.

Se preguntarán que lugar escogí para sentarme, pero es que ni yo lo se porque de un momento a otro mientras caminaba por los bancos de la primera fila una chica morocha me agarró del brazo y me obligó a sentarme junto a ella. Fue tan extraño, nunca una desconocida se había acercado de tal forma a mi, ni mi propia mejor amiga cuando la conocí. Al colocarme justo en el banco que se encontraba al lado suyo me percaté de que mi mejor amiga Sarah no se había dado cuenta de nada de lo que ocurrió y se había ido a sentar al fondo.

Pero una voz me hizo volver a mirar hacia adelante, era la chica con una gran sonrisa en su rostro. Y vaya que sonrisa casi podía verme reflejada en sus dientes. Su cara me parecía familiar, pero aparté ese pensamiento de mi mente porque quizás la había visto en alguna gondola del supermercado o algo así mientras buscaba mis galletas favoritas.

- Hey! Me escuchas?

- Hola, te conozco? -le dije algo confundida

- Tu eres Alice Daniels no?

No podía creer que aquella chica que se encontraba al lado mio supiera mi nombre, pero de lo que ahora estoy segura es que no me conoce de un supermercado.

- Si ese es mi nombre y tu eres ¿la diosa de la sabiduría quizás?

Ella soltó de repente una risotada en mi cara logrando que saltara del susto sobre mi asiento. Madre Santa! Pero cuando dejó de reírse me miró seria quizás no entendía como yo no la pudiese conocer.






Buscando mi propio final felizWhere stories live. Discover now