56 - Entrenamiento

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Las gotas de lluvia que repicaban sobre las hojas de los árboles la forzaron a concentrarse con más fuerza para percibir el olor de Jayden que, oculto entre los árboles, la acechaba dispuesto a darle caza en cualquier momento.

Emma, sentada en las escaleras del porche de la casa del lago, veía como Eilean se ocultaba tras uno de los árboles más cercanos a ella.

Hacía algunos minutos que Jayden se había adentrado en el bosque dando inicio a un juego que serviría de entrenamiento para Eilean.

Cerró sus ojos en busca del olor de Jayden, que se extendía a lo largo y ancho de aquel lugar. Se había movido en círculos con la finalidad de distraer su rumbo final, y el joven olfato de Eilean estaba teniendo problemas para ubicarlo con exactitud.

Tampoco sus oídos le servían de mucho, ya que Jayden se mantenía completamente estático en su escondite sin ni siquiera osar respirar para que ella no le diera caza.

Abrió lentamente los ojos, a la espera de que el sentido de la vista le diera alguna pista más fiable del paradero de Jayden.

Se movió algo inquieta desde la seguridad que le brindaba aquel enorme árbol y unos destellos rosados, como mariposas fugaces, se adentraron entre unos árboles que tenía frente a ella.

Alargó con cuidado la mano hacia la dirección por donde habían desaparecido aquellas chispas y un halo rosáceo se difuminó en la misma trayectoria.

Sonrió.

La manera de reaccionar de su aura con la de Jayden, ansiosa por fusionarse con la suya, le estaba indicando exactamente dónde estaba.

Con pasos lentos, se acercó a unos matorrales que formaban un escondite perfecto.

Como si el viento se hubiera teñido de un rosado intenso, Eilean percibió como su aura se estiraba y luchaba por llegar hasta la de Jayden.

Convencida de cuál era su posición exacta, trepó por la corteza del árbol que se alzaba sobre los arbustos y saltó como si de un trampolín se tratara.

Los ojos grises de Jayden percibieron el veloz movimiento de Eilean y corrió en dirección opuesta a la del inminente ataque.

—¡No huyas! —Sonrió divertida.

Jayden se giró y se enfrentó a ella con una fiera mirada.

—Está bien, me has encontrado, pero no podrás vencerme —Levantó una ceja, desafiante.

Sin pensárselo demasiado, Eilean saltó a su cuello y se aferró a él con los brazos, intentando tirarle al suelo.

A pesar de la agilidad y rapidez de ella, Jayden suponía un reto demasiado fuerte y estable para que consiguiera moverlo.

Tras algunos minutos de lucha sin resultados, las fuerzas de Eilean disminuyeron y Jayden empezó a reír.

—¡No te rías! —Rugió indignada.

Con un veloz giro de muñeca, Jayden consiguió liberarse del abrazo de ella y la tumbó al suelo con un fuerte estruendo.

La espalda de Eilean se arqueó al sentir el dolor de una roca que la había lastimado, pero la ira de la derrota hizo que sus ojos no mostraran sus verdaderos sentimientos.

Un grito ahogado se perdió en sus labios y Jayden, de pie junto a ella, borró su sonrisa al instante al ver que no se levantaba dispuesta a realizar un contraataque.

Se arrodilló y la incorporó cogiéndola por los hombros.

El dolor agudo de varias costillas fisuradas la hizo querer gritar, pero el aire casi no entraba ni salía de sus pulmones, emitiendo un sonido entrecortado.

LA ISLA DEL DHAPHIRO - La Saga del Escarabajo IIWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu