Capitulo 8

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  Después de aquella platica incomoda con su padre y terminar el desayuno volvió a su habitación, dejándose caer en la cama, gritando en la almohada.

  Se sentía tan impotente y frustrado. Primero porque amaba a Sam y no le podía demostrar afecto por muchos factores, entre ellos porque eran homosexuales y lo que hacían "estaba mal, era enfermizo y daba asco", además de que Sam era mayor que él; no entendía porque importaba aquello y en segunda porque seguía preocupado por Diego y lo que le estaba pasando, aunque este amara a su padre.

—¿Qué sucede cariño?. — preguntó Sam sentándose en su lado, o eso supuso al sentir como se hundía la cama. Después sintió como acariciaba su espalda, esto reconforto aunque sea un poco al pequeño príncipe.

—Mi padre, dice cosas muy crueles sobre ti. — hace un puchero, saliendo un poco de la cobija, viéndolo. — además... estoy preocupado por Diego... sobre lo que te conté...

 Sam guardo silencio un rato y se acostó a su lado, abrazándolo un poco. Elliot lo observo durante aquel rato, un rato después sus ojos se encontraron, provocando que el menor desviara la mirada.

—Elliot, mi hermoso niño. — Sam sonrió, acariciando la mejilla del menor con dulzura. —no te preocupes por lo que diga tu padre, sabes... sabemos que eso lo piensa una gran mayoría y cambiar ese pensamiento es muy difícil, pero con tal de que las personas correctas lo sepan y lo apoyen esta bien... no podemos complacer a todos, además es más importante complacernos a nosotros mismos, ya sea en pareja o a ti mismo.

 Sam pico la nariz de Elliot, haciéndolo sonreír.

—Eso lo se bien, pero yo quisiera compartir mi felicidad con él. — hace un pequeño puchero, bajando la mirada un momento. — pero se que no sera posible, aun así soy feliz con que Monique y Bianca lo sepan... pero lo que más feliz me hace es que estes conmigo.

 Sam sonrió, ruborizándose un poco. Lo beso ligero, tratando de contenerse y no pasar a más.

—Y bueno... con respecto a Diego, tratare de preguntarle y averiguar lo que paso. —le sonríe un poco, pegándolo más a él. — tranquilo, le diré que por casualidad yo los escuche...

—Gracias. — Elliot sonrió y lo abrazo, escondiéndose en su pecho.

  Después de un rato Sam se puso sobre el menor, comenzando a besarlo. Primero dulce y delicado, subiendo a cada segundo la intensidad, llegando más lejos de lo que el pequeño podía soportar.

—Ngh... Sam...— jadeo el pequeño al separarse del beso, un hilillo de saliva escurría por la comisura de sus labios. — no, no puedo más... es demasiado para mi...

—Tranquilo, mi príncipe... no haré nada que no quieras. —susurra en su oído, haciendo presión en el miembro del menor con su rodilla.

—Aahh... S.Sam...—jadeo el pequeño, estaba sintiendo sensaciones nuevas y muy excitantes para su pequeño cuerpo, cosas que no podía soportar mucho.

 Sam sonrió y se relamió los labios dispuesto a ir por el cuello del pequeño, pero en la puerta se escucharon unos golpes muy peculiares. Sam volteo sin entender, en cambio Elliot empujo a Sam, alejándose un poco.

—A-alejate...— dijo el pequeño muy bajo, en tono muy nervioso.— es una señal de Monique, alguien viene... por favor...

 Sam sin entender se alejo, no entendía cuando él y aquella peculiar chica habían hecho aquello. Sacudió su cabeza, trataba de no prestarle importancia a eso o sino se encelaría; aunque sonara insignificante y él mismo lo sabía, no podía evitar ponerse celoso de que su príncipe hablara con otros...

Pequeño Príncipe (En Edición)Where stories live. Discover now