Capítulo 12

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Diego y Jakov estaban en un salón del castillo, nadie decía nada y el ambiente era tenso. Diego estaba sentado en un sillón, jugaba con sus dedos y se mordía de vez en cuando los labios en una clara señal de nerviosismo; mientras que Jakov se paseaba por el salón, trataba de aclarar sus pensamientos y no hacer alguna imprudencia, quería cambiar para Diego... aunque fuera casi una misión imposible.

—¿Podrías dejar de hacer eso? —dijo Jakov con un tono molesto, Diego lo volteo a ver un poco asustado y este le daba la espalda, no sabía si le habla a él o simplemente era un pensamiento que se le escapo — hablo de morderte los labios, te vas a lastimar y no querrás eso o si...

—Eh... no, claro que no —respondió nervioso, no sabía cómo reaccionar, ¿cómo sabía lo que hacía sin si quiera verlo? Siempre le sorprendía eso de Jakov, sabía casi siempre lo que pensaba o iba a decir, incluso lo que hacía sin si quiera verlo o tan solo con verlo a los ojos sabía todo eso.

—Diego ya te le dicho varias veces, pero tú te empeñas en creer que son mentiras... yo, yo te quiero... te quiero mucho y me duele que me desprecies y prefieras al rey Akashi... sabes que lo de ustedes, lo de ustedes no... y aun así lo amas... ¿por qué Diego?, ¿por qué? —decía Jakov cerca del rostro del rubio, casi sollozaba, su aliento olía demasiado a alcohol y estaba mucho más dócil que de costumbre.

—J-Jakov estas ebrio...—respondió Diego nervioso, tratando de empujarlo.

—¿No has oído que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad? —pregunta riendo, acariciando su mejilla — habló muy en serio Diego, yo estooy enamorado de ti, pero me tratas peor que la mierda ¿cómo quieres que me sienta?

—Yo, yo...—Diego suspiro cansado, bajando la mirada — no lo sé...

Sin decir nada más Jakov sonrió y se acercó lento a sus labios, besándolo con lentitud y cariño, demostrándole sus sentimientos.

Diego seguía sentado, recordando aquel momento que sucedió hace apenas unas semanas. No sabía si aquellas palabras eran ciertas o eran producto de la borrachera, otra cosa que le hacía creer que era verdad era el sexo que tuvieron esa vez, no fue como siempre, fue más calmado, pausado, sin brutalidad ni nada parecido; no quería preguntar pues le daba vergüenza y le daba miedo que Jakov se burlara de él por ser "iluso".

—¿Qué haré Diego? —Jakov tomó la barbilla de Diego haciendo que lo vea, el rubio se sorprendió al verlo tan cerca y se sonrojo, más no hizo nada por separarse — siempre me complicas todo, vuelves todo un lio y luego estas como si nada hubiera pasado... pero supongo que no es tu culpa, o tal vez sí...

—De que...

—Como sea...— Jakov se levantó y se sentó frente a él, trataba de mantenerse tranquilo y calmado, aunque es esos momentos no podía estar así, se preguntaba donde había quedado aquel Niall Jakov que era serio, controlaba todo, sus emociones y no se exaltaba por nada...— mira, no sé si recuerdes lo que hablamos la otra vez. Se que estaba ebrio, pero hablaba en serio ¿por qué crees que estaba así?

—No sé a qué te...

—No te hagas el tonto, sé que lo recuerdas —exclamo con molestia, asustando al rubio. Al ver su reacción suspiro y trato de calmarse — bueno, si no es así te lo volveré a decir. Quiero dejar las cosas claras y poder hacer una vida plena y feliz, tengo 30 años y ya debería tomar un camino, tener pareja o hijos y esto no me deja avanzar

Diego lo observaba sin ser capaz de decir nada, estaba sorprendido y en un estado de shock. Quería escuchar lo que Jakov fuera a decirle, pero a la vez tenía un profundo miedo de sus palabras, no quería oír la verdad, ni siquiera él sabía lo que sentía por él ¿lo quería? Si, pero ¿era por amistad, algo más o era alguna clase de Estocolmo?

Pequeño Príncipe (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora