IV. ¿Compañero y vecino?

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Un silencio sepulcral e incómodo llenaba todo el despacho. Y era de esperar después del espectáculo que habíamos montado el idiota y yo.

Pero tener ahora frente a mi al jefe, el gran Sousuke Aizen, mirándonos fijamente, analizándonos a Grimmjow y a mi con esa misteriosa mirada chocolate.
Esos ojos oscuros que no se llegaban a apartar en ningún momento de nuestro ser, una mirada tan intensa que sinceramente llegaba a incomodar.
Y no era solo esos ojos, tan fijos y estáticos en nuestros cuerpos que nos hacía quedarnos callados sin más. Pero lo que más nos hacía mantener el silencio, era esa estoica e imponente figura, su pose nos declaraba en silencio quien era el que mandaba, y nosotros no teníamos forma de objetar.
Joder, que este hombre sin duda sabía cómo poner a la gente en su lugar, y de qué manera. Ni siquiera me atrevía a respirar demasiada fuerza por miedo a recibir alguna reprimenda o mirada asesina de su parte.

Dejando ya de lado lo acojonado que me tenía mi actual jefe, describamos lo que tenía a la izquierda. Y eso era al gran imbécil del siglo: Grimmjow Jaegerjaquez.
El cual, ahora solo se encontraba gruñendo mientras observaba con su ceño notoriamente fruncido en todas direcciones. Y cuanto más lo miraba, más pensaba que en algún momento las puntas de sus cejas llegarían a tocarse. Este hombre tenía un humor mucho peor que el mío, y creedme, eso ya es decir demasiado. Sus brazos estaban cruzados, al igual que sus piernas, una pose realmente impertinente en frente de un superior. Mientras que al mismo tiempo, su pie repiqueteaba una y otra vez el suelo inquieto, sabía que debía comportarse, y a este hombre le estaba costando una animalada. Aunque con el siguiente gruñido que soltó, simplemente por la espera me hizo pensar que sin duda, Grimmjow era un puto animal.

Escuché de lejos, fuera de la oficina, como mi nombre resonaba en las bocas de otros compañeros, aunque, para ser sincero, no le prestaba demasiada atención, ya que mi vista estaba analizando de manera disimulada al de cabello azul.
Y allí, me di cuenta de que él también me estaba mirando de reojo, su rabia seguía plasmada, me odiaba, estaba claro, pero, cuando nuestras miradas chocaron, un extraño escalofrío recorrió mi piel, erizando el vello de mi nuca. Era extraño, esa mirada... ¿Dónde la había visto?
No estaba seguro, aunque si podía asegurar que esos ojos me eran realmente familiares. Sobre todo, ese color, azul eléctrico, era como ver el cielo en un día cálido y soleado.

Nuestros ojos seguían conectados, parecía que ninguno quería apartar la vista, como si fuera una especie de competición. Pero cuando le vi sonreír ladinamente, con una amplia sonrisa, arqueé una de mis cejas confundido, ¿por qué demonios sonreía así?
Pronto, bajé la mirada y observé como con su dedo índice, señalaba en una dirección, lentamente llevé mi vista a donde me señalaba y mi cuerpo se tensó completamente al mismo tiempo que mi tono de piel se volvía tres tonos más pálida. Unos oscuros ojos marrones me miraban muy seriamente, su cabeza estaba apoyada sobre sus dedos entrelazados mientras una tenue sonrisa estaba formada en sus labios, como si se estuviese burlando de mi... Después escuché una sutil carcajada y un tic se formó en una de mis cejas al saber de quien se trataba. Debía ser una jodida broma.

―Bien caballeros, ahora que tengo su completa y absoluta atención ―dijo el jefe mirándome de reojo haciendo que diese un pequeño rebote en la silla, al tiempo que el idiota de mi lado se volvía a reír de mí. Mi cuerpo tembló suavemente y ya tenía los puños siendo apretados con fuerza... Dios como deseaba partirle esa maldita sonrisa. Nuevamente, sentí mis uñas clavarse en la palma de mis manos, y una sonrisa forzada se instaló en mis labios, al tiempo que sentía como la vena de mi frente y de mi cuello estaban por explotar de la rabia contenida―. Voy a darles una buena noticia~ ―, dijo Aizen con una tenue sonrisa, mirándonos fijamente, al mismo tiempo que obtenía el interés que quería de nosotros.

―Habla ―, gruñó el de cabello azul. Y un tic se formó en mi ceja, ¿qué solo sabía gruñir después de cada una de sus puñeteras frases?

―Jujuju~ ―, soltó una queda carcajada el moreno, recostando con lentitud su espalda sobre el respaldo de su enorme silla de cuero del más pulcro blanco, mientras esa sonrisa permanecía imperturbable, solo consiguiendo que mi ceja tuviese un tic nervioso... Era en serio, ¿qué demonios le hacía tanta gracia?

Matched With an Idiot «GrimmIchi»Onde histórias criam vida. Descubra agora