Dos semanas de que ocurrió ello y las cosas seguían igual.
Misma cafetería todas las mañanas. Mismos cafés. Mismas manos entrelazadas.
La única diferencia, era que sentía que solo yo era el enamorado en ésa situación y tú una simple marioneta con ansias de amar.
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Cartas al Olvido
Short StoryDime amor, ¿donde estás que no te encuentro? Todos los derechos reservados ©