Cap. 38 "Un pequeño milagro"

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(noviembre 1, 2017, Cd. de México)

(Marina)


Alarmada tras escuchar a la pequeña Mónica, me levanto y corro hacia el auto, al llegar noto que nadie ha sacado al conductor del sentra gris, ni al cadáver de la chica.

-Hey, aquí hay que sacar a dos de ese sentra, un herido y un cadáver.- grito llamando a los demás y tras ver que alguien comenzaba a correr rumbo al sentra me meto a gatas en el pequeño auto familiar, a buscar a Anna, reviso los asientos pero no la veo, por lo que comienzo a revisar el piso, hay una gran cantidad de cosas, entre peluches, bolsas y ropa, encuentro una bolsa de pañales, comprendiendo que Anna es un bebe de meses, remuevo un bulto de ropa y cobijas y la encuentro, está muy bien atada a una silla de bebe, milagrosamente está durmiendo y no veo herida alguna, al parecer callo sobre la ropa, los peluches y al final termino cubierta por la cobijita, por ese motivo no la vimos al principio.


Con cuidado tomo a Anna de la silla y la reviso, ella está en perfecto estado y la preparo para salir del auto, cuando veo la cara de Alejandro asomar, por el hueco de la ventanilla, le paso la pequeña silla de bebe que el coloca a un lado y después con mucho cuidado le pongo en los brazos a la pequeña Anna, este se la entrega a Aytana que ha llegado a su lado, quien toma a la bebe en sus brazos y la acomoda en uno mientras toma la sillita con la otra mano para llévala con su madre, mientras yo termino de salir a rastras del auto.


Cuando me incorporo, veo a mis hermanos Mario y Héctor ayudando a Steve, que están peleando contra la puerta del auto que no pueden abrir y al parecer el conductor tiene las piernas prensadas con la carrocería, Iván y Omar han sacado el cadáver de la chica y lo llevan con los demás


Veo como el sentra gris comienza a sacar humo del motor, se está incendiando, cuando escucho llegar a las patrullas y ambulancias.

-Apresúrense, esto puede estallar en cualquier momento, hay humo.- dice Alejandro a mi lado

-Esta atorado Mar, no podemos sacarlo. – me dice Mario mi hermano, yo me acerco a tratar de ayudar

-Hazte a un lado. – digo mientras quito a Mario y también a Steve y encajando los dedos en la abertura de la puerta y colocando mi otra mano en el centro de la misma, hago presión jalando y la abro, doblando la portezuela del sentra, después me inclino para ver el daño que tiene el chico y veo que el volante estorba, por lo que le doy un fuerte golpe y lo arranco, sujeto el cinturón de seguridad y lo arranco de sus bases, quedando libre el chico y cayendo al suelo, de donde tomándolo por debajo de los brazos lo sujeto y lo arrastro fuera.

-Llévenselo ahora. – ordeno al ver que ya hay llamas en el motor del sentra.

-¿Que hiciste? ¿como fue posible eso?- pregunta Steve sujetándome del brazo

-Muy simple, solo aplique fuerza bruta.- le respondí soltándome de su agarre y caminando hacia todos los demás


Me detengo a revisar todo con la vista y veo como el combustible que escapa del pequeño auto familiar casi ha llegado a donde está el sentra.

-Será mejor que todos corran, va a estallar- digo y todos corren yo, cuando escucho el chispazo de la combustión a mi espalda, estaba a solo cinco metros de todos por lo que levantó los brazos extendidos, cuando todo exploto, primero el auto familiar y segundos después el sentra.


Un escudo de energía salió de mí y contuvo la onda de expansión de la doble explosión, así como la llamarada que le acompañaba, todos gritaban y me veían de forma extraña. Alma había tomado una foto con su telefono.


Yo me dirigí a mi auto, necesitaba sentarme, me sentía agotada, Aytana y Alejandro se interpusieron entre la gente y yo, a ellos vi que se unieron Matías y Abá, quien me llevo una botella de agua.

-¿Estas bien pequeña? – me pregunto preocupado

-Si Abá, solo un poco cansada. – en eso veo que un oficial de policía se acerca, pero no lo dejan pasar por lo que grita:

-Hey, usted, la chica dentro del auto, salga ahora mismo, tiene explicaciones que dar.

-Usted hablara con más respeto a mi señora, ¿está claro?- le ordena Aytana interponiéndose en el camino del policía y evitando que se me acerque.

-Usted se quitara de mi camino o será arrestada por obstrucción.

-Usted, no arrestara a nadie y dejara en paz a mi novia, queda claro, acabamos de hacer su trabajo. – exclamo Alejandro, parándose a un lado de Aytana.

-He dicho que se aparten, ella tiene muchas explicaciones que dar.

-Usted no sabe con quién está hablando oficial, deje de gritar y apártese, ella escribirá una declaración informativa de todo lo ocurrido ya que fue la primera en intervenir tras ocurrido el accidente.- le dijo Amílcar al oficial.

-He dicho que se hagan a un lado, están obstruyendo a la policía, están bajo arresto y usted venga inmediatamente. – me grita el oficial que al parecer es un jefe de estación local, sacando su arma y apuntando con ella a Alejandro.


Esto me enfurece, por lo que salgo del auto, en el que estaba sentada y lo enfrente desde detrás de todos.

-Arrestados ¿porque? ¿Que explicaciones debo darle?- pregunto molesta

-Para empezar que fue lo que paso aquí, ¿que fue lo que hizo?

-¿Que hice? Hice su trabajo, tras presenciar como un chico estúpido perdía el control de su auto, matando a una de sus pasajeras; rescatamos a los heridos y se esta atendiendo a los heridos, eso hice, eso hicimos, mientras ustedes los de emergencias tardaron una hora y cuarenta y cinco minutos en llegar, demasiado tiempo.- le conteste caminando hacia él, haciendo a un lado a Aytana y a Alejandro, para pasar entre ambos y enfrentar el arma que les apuntaba.

-No se haga la tonta, todos vimos la explosión, ¿que hizo?

-¿Que hice, que hice, hice lo que tenía que hacer, proteger a todos, ese es mi deber?.- Le contesto, mi voz se escucha rara, profunda, el oficial me mira asombrado y retrocede, yo solo sigo hablando

-Siempre ha sido mi deber el proteger a todos, culpables o inocentes, no puedo hacer distinciones, ya unos serán reconfortados y otros castigados. – y con un movimiento de la mano, hago salir volando el arma de su mano y con otro la destrozo haciendo que las partes caigan al suelo.

-Tu menos que nadie debería intervenir en mi camino o recriminarme algo, pues tras recibir la llamada de emergencia, preferiste seguir comiendo que entrar en acción, no me veas así, lo veo todo y lo sé todo, no hay nada que se oculte a mi vista, recuerda que no hay nada oculto bajo el sol.- Le sigo diciendo con esa voz profunda

-¿Como supo que yo...?

-Ya te lo he dicho, nada está oculto bajo el sol. – digo interrumpiéndolo y dando media vuelta veo a mi alrededor, veo a todos que me miran asombrados incluso a mi madre, pero me siento agotada por lo que vuelvo al auto y me siento dentro, esta vez cierro la portezuela y tomo la botella de agua que me diera Abá minutos antes.


Veo que Alma nuevamente tiene el telefono en la mano, me ha estado tomando fotos.

LOS SECRETOS DE MARINAWhere stories live. Discover now