En Mis Sueños (Historia Completa)

Capítulo 17

Laura miraba fíjamente el techo respirando con dificultad. Esto se llama "estar gafada", que sensación más...bueno, suspiró, tendré que salir de la cama, con lo bien que iba todo, a un minuto del éxtasis, ¡ ayyyy!, que mala suerte.
Se fue incorporando poco a poco, debía estar hecha un asco, se pasó una mano por el pelo y se bajó el vestido.

Se puso un poco presentable y decidió ir a ver a Horag.
El chico estaba sentado en la cama lanzando bolitas de pan al orinal
- Hola, Horag, ya veo que te entretienes solo, le dijo con aire sonriente al entrar en la estancia.
El muchacho puso gesto contrito y escondió la mano con el pan bajo las sábanas.
- Esto...
- No te preocupes, le dijo haciendo un gesto con la mano y acercándose a la cama. Yo también estaría aburrida como una ostra, pero los golpes en la cabeza son complicados y por lo menos un par de días tienes que estar en la cama. ¿Ves bien?¿te duele algo?. Le preguntó mirándole a la cara.
-No, que va...estoy muy bien, y quiero levantarme...quiero verla.
-Ver ¿a quien?, le preguntó.
-A la diosa, me ha dicho uno de los chicos de la cocina que ha venido a vernos una diosa, y yo aquí tumbado, ¿puedo levantarme?¿por favooooor?, la cogió de la mano y la miró con carita de pena.
-Lo siento Horag, tu salud es lo primero, pero si quieres voy a ver yo a esa diosa, y te hago una descripción superdetallada, incluso intentaré hablar con ella para que suba a verte, ¿que te parece?.

El chico puso morros, pero asintió con la cabeza. Laura se levantó de la orilla de su cama, le dió un beso en la frente y se dirigió a la puerta.

Malcom miraba fíjamente a esa mujer. Era hermosa, y lo miraba directamente a los ojos, no tenía que agacharse para hablar con ella. ¿Prometida? ¡Ni hablar!, él no había dado su consentimiento.

Carraspeó.

- Señora, creo que se equivoca. No la he visto nunca en mi vida.
- Oh! Querido Malcom, seguro que si piensas un poco te acordarás. Si, creo que si piensas en tu querida hermana Silke, te acordarás muy bien.
- ¿Silke?, ¿de que conoces a mi hermana?, la interrogó, luego se encogió de hombros y le dijo: de todas formas ella murió con todos.
- No, querido Malcom, ella no murió,...todavía no. Le dijo tocándole el hombro sensualmente.
Lo miró a la cara con odio, si pudiera tener su apellido de otra forma jamás tocaría ni un pelo de ese hombre.
Malcom estaba estupefacto. Se giró hacia los guerreros Feroe que habían compartido su mesa.
-¿Porqué no me dijísteis que me quedaba un familiar con vida?¿porqué no dijisteis que ella venía?, dijo señalando a Íngrid,¿Que es lo que queréis?. Dijo alzando cada vez más la voz.
- Creo que ha quedado muy claro, te quiero a ti, bueno, tu apellido, por supuesto. Con nuestra boda habrá paz, y vida para tu hermana. Le dijo la mujer con voz zalamera.

Malcom estaba a punto de estallar, tenía ganas es estrangular a la mujer y matar a todos los guerreros, ¿Silke viva? ¡Dios mío!, y yo aquí lamiéndole las heridas, y ella sola con el enemigo, ¡cuanto habrá sufrido!. Se sentía culpable por abandonarla, terriblemente culpable.

Laura bajó los escalones hasta el salón, expectante, miró al grupo allí reunido, y la vió. ¡Guau! La modelo Claudia Schiffer a su lado era una cacatúa. Se acercó más para verla mejor.
Era alta, tanto como Malcom, con un cuerpo impresionante. Las piernas larguísimas y los senos impresionantes cubiertos por una media armadura. Parecía una amazona,  el pelo rubio rizado le caía hasta la cintura de donde colgaba una enorme espada. Su cara de óvalo perfecto tenía dos impresionantes ojos azules que la miraban con curiosidad. Debía parecerle una enana rechoncha. Laura suspiró. Esperaba que a Malcom no se le cayera la baba con ella.

Malcom miraba acercarse a Laura, quería correr hacia ella, abrazarla y perderse en su calor. Dió un par de pasos antes de darse cuenta del lío que habían formado entre los dos intentando librarse de Íngrid.
Tenía que salvar a Silke.  Despues de ver los pros y los contras, se había dado cuenta de que para salvar a Silke debería hacer daño a Laura. No sabía que hacer, y ella se acercaba.

-Buenas noches, laird, Malcom y señores, señora, dijo inclinando la cabeza.
-Laura....dijo Malcom, estos son más guerreros Feroe, y ella...ella...ella es mi prometida, Íngrid.

Íngrid sonrió para sí. Que fácil había sido convencer a aquel idiota, no hacían falta subterfugios, ni planes, todo directo. Así era más fácil.

-¿Prometida? graznó Laura, pero tu...es decir yo...nosotros, balbuceó.
-Nosotros nada, no estamos casados, repito no estamos casados más. Malcom vió como cambiaba su semblante, ya no era alegre y lozano, se había puesto verde, ¿podía una mujer ponerse verde?.

Laura veía puntitos ante sus ojos, ¡no podía ser! Hacía una hora estaban retozando en la cama, y ahora la repudiaba. ¿Porqué se sentía tan mal?, total, era todo una mentira para ayudar a Malcom ¿no?, se sentía morir.
Se había creído su propia mentira, iba a llorar, a nadie le salía todo tan mal como a ella, incluso en sueños no era bastante, ¿bastante qué?, bastante alta, bastante delgada, bastante joven, porqué no la podían amar locamente ni en sus propios sueños.
Respiró profundo.

-¿Estás poniendo fin a nuestro acuerdo?, por esta, esta,...
- Cuidado con lo que dices mujer....le dijo la amazona, Tokeller me ha puesto al día de vuestras costumbres, él te acaba de repudiar, considérate divorciada.

Laura paso del verde al rojo en un segundo.
Se puso las manos en las caderas echando fuego por los ojos, en ese momento no sabía a quien odiaba más si a esa jirafa rubia o al lerdo de Malcom.

-Puedes quedártelo con todas mis bendiciones. Espero que seais completamente infelices, y que comáis basura en vez de perdices, y tú, dijo girándose hacia Malcom, pedazo de zopenco, no sabes lo que te estás perdiendo, dejarme a mí por esa..esa....¡borrico!, y girando sobre sí, salió disparada del salón.

Raven miraba la escena con el ceño fruncido, no había podido hablar a solas con Malcom, todo había pasado demasiado rápido. Las cosas  estaban desmadrándose y se temía que su amigo iba a tomar una decisión que lo haría profundamente infeliz.