s e i s.

965 222 65
                                    

15 años.

Me levanté con muchísima pereza de la cama de Bryan, al parecer él se había despertado antes que yo. La noche anterior me había quedado en su casa a jugar video juegos, aunque en realidad solo estuvimos platicando, ya no tenía que pedir permiso para que me quedara, porque él ahora vivía solo.

2 años pasaron desde que dejé de visitar a Alonso. Y me seguía doliendo no verlo, ni poder abrazarlo, ni mucho menos tocarlo.

Fui hasta el comedor, a paso de tortuga, y al estar ahí observé que éste estaba haciendo el desayuno. Suponía que su mamá no estaba en casa.

—No sabía que aprendiste a cocinar. —Dije sentándome en una silla.

—De cualquier manera se me quema la comida. —Respondió intentando no distraerse.

Puso un plato al frente mío, colocó el huevo cocido y el tocino ahí. No se veía quemado, tenía un aspecto más bien apetitoso. Tal vez era porque moría de hambre.

Se sentó frente a mí, y comenzó a comer también.

—Escuché todo lo que dijiste ayer. —Comentó mientras seguía probando su alimento.

—¿Qué dije? —Contesté antes de empezar.

—Estabas dormido, es obvio que no recuerdas. Pero te grabé, tu voz se oía como si quisieras llorar o estuvieras enojado. —Rió. —No supe distinguir.

Lo miré un poco extrañado, luego se levantó de su asiento y se dirigió a su habitación. Al regresar, traía una grabadora en mano.

—Ten. —Me la dió. —Escúchalo completo, supongo que tú mismo sabrás de que estás hablando.

Reproducí el audio, y oía mi propia voz como si estuviera al borde de las lágrimas.

“—Bueno, supongo que sí soy un tonto por haberle dejado en manos a Alonso, a ese tipejo. —Suspiro. —A veces ni siquiera pienso antes de hablar. —Sollozo un poco alto. —Alonso, quiero que me perdones, no puedo estar sin ti. Te necesito más de lo que tú a mí.”

—Creo que después de todo no estabas tan dormido. —Levantó una ceja.

Por alguna extraña razón me sentí impulsado a ir al hospital de nuevo y decirle todo lo que había dicho en la grabación a Alonso.

—Sé lo que piensas. —Dijo Bryan mirándome. —Te acompañaré al hospital, no deberías ser tan orgulloso.

Sonreí agradecido y fuimos hasta su habitación para cambiarnos.

[•••]

Ahora mismo estaba afuera de su habitación en el hospital, teniendo en mi mente miles de pensamientos y dudas. Ya no sabía si entrar o no, si arreglar las cosas o no, mi cabeza iba a explotar.

Abrí la puerta poco a poco, y lo vi a él. Recostado, con un aparato de oxígeno conectado a él.

Me asusté un poco, ya que pensé que estaba mejor y solamente tenía que ir a terapias al hospital. Pero, estaba peor, se veía un poco más pálido.

—Jos... —Sonrió al verme.

—¿Qué te pasó? —Me acerqué a él y acaricié su rostro.

—La última vez que nos vimos, en tu casa, después de que te comportaste bastante distante conmigo, me sentí muy mal por eso, pero también mi organismo empeoró. —Intentó no llorar.

Empecé a creer que era una mala persona por haberlo dejado solo durante 2 años. Me enteré que Alan solo lo visitó 1 semana y luego dejó de venir, realmente soy un estúpido.

—Lo siento tanto. Y-yo no pensé que fueras a empeorar, creí que ya te habías recuperado. Y n-no pensé que fuera hacerte mal que me alejara de ti. —Dije nervioso.

—¿Por qué lo hiciste? —Preguntó mientras me veía a los ojos.

—Porque supe que tal vez, nunca hubo un “nosotros”. —Me alejé un poco de él.

—Alan jamás me atrajo, nunca me gustó. Y la razón es, que hay otra persona que logra hacer que no quiera a nadie más. —Tomó mi mano.

Acaricié su mano ahora, mi mente estaba en una total confusión. Si Alan no era, ¿entonces quién?, si yo no era, tenía que vivir con eso, verlo feliz.

—Siempre fuiste tú, Jos. —Susurró.

Cáncer ➳ jalonso.Where stories live. Discover now