Capítulo 46

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Christian.

Sentí la alarma sonar, no tenía idea donde estaba pero sentía el frío entrar en la habitación. Al abrir los ojos me encontré completamente solo en mi habitación. Apreté algo en el celular que hizo que dejé de hacer su clásico sonido molesto con el que me despertaba todas las mañanas. Eran las nueve de la mañana cuando me desperté pero no me levante hasta que el reloj marcó las 10:15.

Estuve pensando en lo raro y loco que había sido mi fin de semana. En todo lo que había pasado con Elizabeth en cuarenta y ocho horas. Me enoje, le grité aunque lo peor de todo fue que me confesé. Me confesé ante ella con todos mis miedos exponiendome ante ella. Elizabeth era a la primera persona a la que le contaba lo que había vivido de pequeño con mi mamá y todo lo malo que viví. La cantidad de profesionales a los que fui y nadie hizo nada en mí hasta que una mujer bajita, delicada y castaña llegó con su sonrisa para sacarme todos los miedos que tenía o por lo menos espantar la gran mayoría de ellos.

Todavía quedaban cosas dentro mío pero tenía miedo y dudaba que algún día pueda contarle todo eso. Ella era muy pura para saber sobre mí, Elizabeth merecía algo mejor pero me había elegido a mí. Por ese gran motivo, iba a tratar de no contarle todo lo que había vivido porque me dolía recordarlo y mucho más tener que contárselo a ella. Tenía mucho trabajo por hacer pero lo iba a intentar. Tenía demasiado miedo al admitir mis sentimientos.

Mi celular tenía un mensaje de mi papá donde me pedía que le lleve el cheque que le había firmado hacia unos días. No le contesté y salí de la cama. Me puse un pantalón de ejercicio y fui al baño donde me lavé los dientes. En la cocina me preparé un café con algunas tostadas a las que le puse mermelada.

Salí de mi casa luego de que terminé de almorzar. Eran las dos de la tarde cuando me subí a mi auto y empecé a manejar a la casa de mi papá. Llegué a ese lugar y entré por la puerta principal cuando una mucama me abrió. Entré y caminé hasta el living donde no había nadie, dejé mi celular en la mesa pequeña que era rodeada por sillones color beige y caminé hasta la cocina donde agarré una botella chiquita de agua. Al volver al living encontré mi celular en una diferente postura a la que lo había dejado.

-¿Me quieres decir quién es ella?

Me di vuelta y me encontré con la mujer que me dio la vida pero poco me amó a pesar de que yo le demostré que la amé demasiado. Vestía un caro traje azul e iba con zapatos igual de caros. Su rubio pelo estaba atado en una cola de caballo alta pero parecía que no había estado en la peluquería un par de horas. En mi fondo de pantalla había una foto mía con Elizabeth, la había tomado ella el día anterior mientras estábamos tomando un café en su balcón.

-No te importa. -aspeté sin querer mirarla demasiado.

-Por supuesto que me importa, no cualquier chica puede estar en el fondo de pantalla de Christian Heaston. Es como un gran privilegio... el cual yo nunca tuve.

-Por favor.

-¿Quieres quedarte a cenar? Va a venir Victor con su familia, tú puedes decirle a esa chica. -me dijo mirándome. Sus ojos marrones estaban llenos de esperanza. -Va a venir tu sobrina, me dijo que quiere verte y que...

-No juegues con mis sentimientos, ¿sí? -la interrumpí molesto. -Cuando Kelly quiera verme, supongo que Victor y sea quien sea su madre, me van a llamar.

-El sábado le festejan el cumpleaños aunque es el viernes.

-Espero que este año sí llegue mi invitación.

-Voy a hablar con tu hermano, hijo.

Al escuchar esa última palabra, sentí nauseas. Me di media vuelta y subí las escaleras que me llevaban al segundo piso de esa casa tan vacía. Entré al despacho de mi papá y lo vi lleno de carpetas como siempre. Me paré en seco cuando vi que aquella pared que antes estaba vacía, ese día tenía dos grandes cuadros. Una foto era mía junto a Victor en el día de mi entrega de diplomas por haber terminado el maldito colegio, mi hermano estaba sonriendo. En la foto de abajo estábamos los cuatro como si fueramos una familia perfecta cuando detrás de eso no había nada.

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