Capítulo 55

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Elizabeth.

Dos semanas después.

Por fin habían pasado los catorce días que el médico me había dicho que no podía ir a visitar a Christian. Ese día por fin lo iba a ver, estaba tan nerviosa y ansiosa por verlo. Habían sido dos semanas llenas de angustia y tristeza por no tenerlo a mi lado. Había ido algunas veces a la clínica para llevar ropa y chocolates que le calmaban la ansiedad pero no podía verlo. Tenerlo cerca y no verlo era peor.

El médico me había dicho que la abstinencia de Christian había sido muy mala. Estaba de mal humor todo el tiempo, no quería hablar con nadie. Eso me hacía sentir mal pero el médico me dijo que era normal en las personas que tenían adicciones de este tipo desde hace mucho tiempo.

Iba a ir con Sebatián ya que Christian había pedido que vayamos nosotros dos. Primero pasé por la casa de mi amigo donde estaba la madre de su hija porque le quería llevar un regalo. De ahí me iba a ir a la clínica y Sebastián iba a estar ahí. Toqué timbre y la chica apareció unos segundos después. Lo primero que vi fue la gran panza que tenía. Estaba hermosa.

-Hola. -saludé.

-Creí que no llegabas.

-Lo siento, fui a comprar otras cosas antes.

-Está bien, pasa. ¿Quieres ayuda?

-No, está bien. Este es tu regalo y el otro va a llegar mañana.

Le di la bolsa de colores que tenía ropa para Madison. Christian le había dicho al médico que me diga a mí que la cuna de la bebé se la quería regalar él pero yo tenía que ir a comprarla. Cuando fui me sentí emocionada ya que nosotros habíamos hablado de un futuro con hijos.

-Me encanta, gracias.

-De nada. La cuna es hermosa, por lo menos me gustó a mí.

-Tu ropa me dice que tienes buen gusto. -sonrió.

-Gracias.

-¿Tomamos un té o café?

-Un té sería perfecto.

Mayra sonrió y fuimos caminando hasta la cocina, puso agua a hervir mientras buscaba el té y el azúcar. Algunos lugares le decía yo porque hasta lo que me dijo Sebastián no quería que haga nada porque estaba en su último mes de embarazo.

-Le quiero hacer entender que no estoy invalida y que puedo hacer cosas de la casa pero no lo entiende.

-Sebastián es así, luego va a dejar que hagas lo que quieras.

-Eso espero.

-¿Cómo tomaron la noticia sus padres? -quise saber. Hacia mucho tiempo que no veía a mi amigo.

-Bien, en un principio estaban muy sorprendidos y un poco su mamá se enojó por la situación pero Sebastián les hizo saber que no les importa mucho su opinión al respecto porque al fin y al cabo, Madi es su hija y es lo único que importa. -contó Mayra con una sonrisa mientras preparaba el té.

-Ese es mi amigo.

-Oh, Dios mío. -escuché. Miré a Mayra quien se quedó parada en su lugar y luego vi el piso y había agua.

-¿Es posible...

-¡Rompí bolsa!

-¿Qué tengo que hacer? -le grité nerviosa.

-Agarra el bolso blanco con rosa de la habitación de Sebastián, tiene un conejo horrible. Y después vamos al hospital.

Asentí y corrí hasta la habitación de mi amigo. Mayra estaba más tranquila que yo y ella estaba por sacar un bebé de su vagina. No encontraba el bolso que me había dicho así que tire ropa y cosas por toda la habitación hasta que encontré lo que deseaba en el placard.

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