26: ¿Se van a casar?

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No podía creerlo, lo que Mike hizo no tiene nombre, pero no lo culpo, el y yo hace mucho que ya no somos nada, el puede hacer lo que se le venga en gana.

Entro en uno de los cubículos del baño, me arrastro por la puerta hasta llegar al suelo.

Mike me vio la cara de estúpida, incluso creí que su expresión era sincera cuando me pidió que volvamos.

—¿Keyla? ¿Estás bien? —intento detener mis sollozos para que no sepa donde estoy, pero no puedo.

—No —es todo lo que puedo decir.

Abro la puerta y me acerco a ella para abrazarla. No me importa haber comenzado a hablarle hace tan solo un par de horas..

—Max está algo molesto...

—Si, lo estoy —entra al baño. Seco mis lágrimas.

—Mila, ¿puedes dejarnos solos?
—asiente y sale sin más.

—Teníamos una promesa —un sollozo se me escapa. Max me mira con desilusión.

—Yo... —me detiene con su dedo índice.

—Ya no hay nada que decir. Bien, debí saber que no eras lo suficientemente madura como para superar a alguien que te ha hecho tanto daño. Yo estuve ahí para consolarte, estuve ahí cuando todos te dejaron sola, ¿y cómo me pasaste? Mintiendome. Estoy muy decepcionado, Keyla.

—¿Sabes? Estoy harta de que todo el mundo crea que pueden hacer conmigo lo que se les antoje. Tú prácticamente me obligaste a hacerte esa promesa, aún sabiendo que no podría cumplirla.

—Key... —ahora soy yo la que lo interrumpe.

—Siempre has sabido que no he podido olvidarlo y aún así sigues insistiendo. Y si, si lo sigo amando, y lo seguiré haciendo. Quizá eso me convierta en una estúpida masoquista, pero no puedo evitar hacerlo. Si no puedes vivir con ello, es mejor que ya no seamos amigos.

—No, yo fui el que se distanció de alguien que quería como un hermano por tí, dejé de robar por tí, e incluso vine a estudiar a una escuela que queda jodidamente lejos de mí apartamento por tí, pero ya no más.

—Bien, haz lo que quieras —sale del baño de chicas dando un gran portazo.

«No voy a llorar» me repito mentalmente, pero ya es demasiado tarde.

* * *

Camino hacia mi casa, aún reprochandome que todo me sale mal.

Perdí a mi mejor amigo por un idiota que dentro de unos meses será papá y formará una familia, algo que planeábamos cuando solíamos ser novios.

Un auto de detiene a mi lado.

—Keyla, sube —es Emma.

«Solo esto me faltaba»

Me volteo con una sonrisa falsa, aún más falsa que sus senos.

—¿Qué quieres? ¿Acaso no estás satisfecha con todo lo que me has  hecho? —rueda sus ojos.

—Sube, tenemos que hablar.

—¿Y luego me asesinarás y sepultarás mi cuerpo en mi jardín para que nadie sospeche? —cruzo mis brazos.

—Deja de ser tan infantil, tenemos que hablar —abre la puerta del copiloto, lo pienso por un segundo y subo. No me vendría nada mal que me asesine.

Equal © [THE UNEQUAL II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora