Capitulo 4

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De pronto había mucha más gente, mas que hasta hacía diez minutos. Desvió la mirada, no tenía ni idea de cómo iba a hacer si todos a su alrededor eran caras desconocidas. Con la respiración agitada y un gran miedo interior, Annete se movió sin dirección y se alejó de quienes veía sospechosos, todo el tiempo con la mirada gacha.

Caminó de espaldas alerta. Accidentalmente pisó a un muchacho.

Éste la maldijo y miró oscuro. Por un momento vio sus ojos, que aunque parecían humanos lucían fríos e inexpresivos, muertos. Antes de hacerse cualquier idea que empeorara o la alterara más, decidió continuar.

Buscó a Fernando o a Melisa, a cualquiera de los dos. No estaban por ninguna parte. Deseó nunca haber salido de su casa, sin imaginar que su tía yacía muerta en la sala y que si se hubiera quedado ya estaría en manos de los cazadores, no tenía ni idea.

Notó cómo alguien la señaló a lo lejos y un hombre se aproximó veloz hacia ella al reconocerla. Afortunadamente lo vio hacer el movimiento y tuvo tiempo de hundirse entre otro grupo de gente sintiendo el corazón latir velozmente, temiendo que fuera éste el mismo que la delatara.

Torpemente volvió a chocar contra otro cuerpo y rápidamente se volvió temiendo encontrarse con el duro rostro de Horace, que ahora la aterraba, preparando el puño en caso de serlo.
En lugar de eso, había un alto joven con expresivos y brillantes ojos, con una mirada totalmente contraria a la de la que huía. El miedo la estaba privando.

El joven apenas la miró, serio y distante, pero aún cortés; no como el anterior.

La miró durante unos segundos y luego le dio la espalda con frialdad.

Dan notó que la humana que tenía enfrente estaba asustada y tensa, probablemente estaba drogada. Torció la boca y se esmeró en encontrar lo que buscaba. Desvió la mirada checando que ningún cazador atacara o se le acercara a una chica humana, tal y como había señalado Carmen. Toda esta noche era una travesía que aún seguía sin comprender y con mala cara y la cabeza llena de dudas siguió buscando.

Annete se preparó para continuar. Al darle la espalda al atractivo sujeto, sintió el roce de alguien contra su espalda. Sintiendo un escalofrío se dio la vuelta y soltó un manotazo; un instinto mal previsto. El manotazo impactó en una mesera que venía cargando una charola llena de vasos de vidrio vacíos, obviamente no la vio si no hasta que se lo dio provocando así que la mesera se tambaleara y tirara al suelo la charola, la fulminó con la mirada. Se suponía que iba a pasar desapercibida, se suponía que sería discreta, sin embargo, acababa de revelar su posición a todo el púbico. Los vasos impactaron y se quebraron provocando un estruendoso sonido. La gente cercana y otras miradas se volvieron hacia ella, entre ellas la de Carmen, Dan, los vampiros, y Horace con el resto de los cazadores.

El cazador sonrió para sí.

Carmen escuchó los vasos y al voltear y encontrarla dejó escapar un suspiro ahogado. La chica lucía paralizada y ella estaba muy lejos como para sacarla de aquél lugar. Al mismo tiempo desde el otro extremo vio cómo los cazadores planeaban llegarle por la espalda y su hija seguía inmóvil sin la posibilidad de responder o actuar. Localizó en un segundo con la mirada a Lisa, quien estaba igual o más lejana que ella y luego encontró a Dan.

-¡Daniel!- gritó, con lo que él se volvió veloz al oír su voz y se encontró con los grandes y grises ojos de Carmen que lo llamaban a distancia.—Es ella, la chica de plateado con negro !Sácala!—gritó en un tono distinto al que acostumbraba a usar. Sólo Isadora, que era la más cercana a ellos, pudo escuchar la orden. Uno de los cazadores pudo oírlo y también se escabulló para encontrarse con la chica planeando adelantarse, olvidando que ellos eran mucho más rápidos.

Luz EscarlataWhere stories live. Discover now