Día XII: Día de playa~

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Catorce días de Honeymoon

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— ¡Kirito kun despierta! ¡Vamos! Me lo prometiste. ¡Despierta, despierta!

El joven gruñó de disgusto y apretó la cara contra la almohada de su cama antes de abrir un ojo para observar a la intrusa que osaba importunarle.

Asuna estaba arrodillada a un costado de su cama. Aún vestía su camisón rosado y tenía una expresión de completa súplica pintada en su rostro. Su cabello completamente suelto acrecentaba su reciente despertar y su expresión de ruego.

Gruñó por lo bajo y se dio la vuelta en su lugar ignorándola.

— ¡Mou, Kirito kun! -volvió a exclamar la muchacha antes de lanzarse de lleno sobre él como si fuera una niña pequeña — ¡Kirito kuuuun...!

El joven soltó una exclamación de sorpresa al ser asaltado de esa manera. Por supuesto Asuna no pesaba nada pero la situación de tenerla encima sin pudor, y con sus ojos color miel tan grandes y suplicantes, con sus pequeñas manos pegadas a su torso era una situación muy bochornosa.

— ¡Vale, vale! -exclamó rápidamente sujetando sus muñecas antes de que se le ocurriera hacerle cosquillas o algo peor.

— ¿Te levantas?

— Ya te he dicho que sí- mascullo de mal humor y sin moverse de su cómoda posición.

— ¡Kirito kun lo prometiste! ¡Dijiste que tendríamos un día de playa!

— Si mal no recuerdo dije que si había sol podríamos pasar el día cerca del lago...

— ¡Eso hace un día de playa!

Él la miró fijo y soltó una pequeña risita —Eres muy persistente.

— ¡No es cierto!

— Si lo eres.

Ella infló las mejillas en un puchero gracioso, y cuando Kirito pensó que se molestaría y seguramente arremetería contra él de alguna forma, Asuna lo sorprendió acomodándose sobre su pecho y rodeándolo con sus brazos. Su cabeza encontró lugar bajo su cuello y se quedó allí muy quieta. Tanto que por un segundo él pensó que se había dormido.

Pero cuando su mano viajó y se perdió entre las hebras de su cabello suelto, y luego por la piel expuesta de sus hombros, Asuna levantó la cabeza y le miró muy sonriente.

— Pensé que te habías quedado dormida- le dijo.

— Se está muy cómodo aquí. Y echaba de menos lo tibio que eres...

Él volvió a reír, con malicia evidente -Si la memoria no me falla fue tu idea dormir en cama separadas.

— ¡Mou, tú sabes porque! -él la veía con ojos entrecerrados ocultando el secreto placer que le causaba burlarse abiertamente de ella — ¡No podemos tener dos camas sin uso!

— ¿Quien dijo que no podemos?

— ¡Kirito kun!

— Esta bien, esta bien.

Sin embargo pese a que estaba riéndose de ella, Asuna no hizo ademán de incorporarse, apretó los brazos en torno a la cintura de él y se acomodó mejor, volviendo a esconder la cabeza en el hueco de su cuello, sus piernas buscaron las suyas hasta que éstas se amoldaron en completa armonía.

Kirito se mantuvo inmóvil preguntándose internamente que tanto ocurría para que su esposa actuara de esa forma.

— ¿Asuna?

«Catorce días de Honeymoon»Where stories live. Discover now