06.- Boccato Di Cardinali

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Cada partícula del maldito pastel de chocolate sabía a pecado, sabía a calor, las manos le ardían, su rostro se había calentado ¡El maldito pastel le estaba excitando! Podía sentir el fuego correr por sus venas como hace tiempo no lo hacía. Ahí cometió el primer error... probo otro bocado más.

El chocolate era untuoso, un gemido traicionero escapó de su boca y empezó a sentir deseo por un maldito pastel, quería devorarlo entero, su boca necesitaba más, el maldito pastel de chocolate hacía perfecto honor a su nombre, la comida del diablo.

Decidió tomar un poco del té de menta, y eso fue el segundo error de ese día. La frescura de la menta solo avivó el calor que se irradiaba por todo su cuerpo, desde su estómago. Harry no se había dado cuenta de lo que pasaba con su exprofesor, porque a pesar del deseo corriendo alegremente por su cuerpo, su cara solo demostraba una ligera sonrisa torcida.

—Supongo que, por su ligera sonrisa, quiere decir que le gusto el pastel—.

—Podría decirse. Es bastante... rico. No esperaba que me fuera a gustar el sabor—.

—El chocolate es un alimento sangriento, ¿Sabe? —.

—¿Sangriento? —Pregunto Severus, comiendo más pastel. Tercer error.

—Si, verá, el chocolate viene del cacao, este proviene de América, específicamente de México, y cuando los españoles los invadieron, trajeron el cacao a Europa, y pronto le agregaron ingredientes, como el azúcar, la cual era producto de la esclavitud, algunos le agregaron café, que fue otra planta que se obtuvo con guerras y asesinatos, además de espionaje. La historia es muy larga señor. Casi no hay alimento que no tenga su buena dosis de sangre en su historia, incluso el algodón y ese no es alimento—.

Harry estaba ignorante de que su profesor apenas escuchaba su apasionada explicación sobre la comida y su historia, y miraba a Harry desde otra luz. ¿Siempre había mostrado esa pasión en otra cosa? Recordaba que al Gryffindor le gustaba jugar al quidditch, pero no se acercaba ni por asomo al brillo que tenía en los ojos en ese momento hablando sobre azúcar, y chocolate y dulces de tiempos del rey Enrique VIII.

El chocolate del pastel estaba avivando algo largamente olvidado en Severus, el deseo puro y llano de obtener placer por el simple gusto de hacerlo, sus manos empezaron a desear tocar, apretujar. Los olores estaban torturándole, quería algo y no podía tenerlo. Y su boca empezaba a sentirse seca, necesitaba algo más fuerte que el té que su ex-alumno había puesto tan amable frente a él. ¿Desde cuándo Potter tiene unos labios tan sexies? ¿Sería tan apasionado en la cama como cuando comía?

Asombrado era poco para lo que sintió Harry unos segundos después. Los labios de Severus estaban sobre los suyos y chupaban con deleite su labio inferior. Harry empujo levemente a Severus y lo separo.

—Y-yo... señor... deberíamos... debería irse—.

—No me voy, no hasta que obtenga lo que necesito—Le atajo Severus ahora besando su cuello.

—Y-yo s-señor, y-yo... —.

—¿Qué Harry? ¿Qué deseas? —La voz de Severus había bajado hasta ser un susurro llevando un cosquilleo de deseo a cada nervio del joven.

—S-Severus... —.

—No sé qué necesito, Harry... Pero algo me dice que tú tienes lo que necesito en este momento... después de todo, tú pastel tiene la culpa de que este así—.

Severus presiono su erección contra el cuerpo del Gryffindor haciendo que este gimiera un poco.

—Y-yo... no... es... correcto... S-Severus—.

ChocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora