EXTRA NO. 2

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Despierto en punto de l siete y entro a la ducha, apenas salgo miro hacia la cuna de Sarada, quien ya me espera despierta y lista para comer, pero como buena Uchiha, porque seguro lo saco de ese lado de la familia, espera en silencio, conservando la serenidad.

- Eres apenas una recién nacida y ya haces cosas que me recuerdan a tu padre. - Le digo tomandola en brazos, para luego acomodarme en la mesedora y alimentarla. Cuando está satisfecha, la regreso a la cuna para que duerma por un rato más,  hoy al fin puede tomar su primer baño y por supuesto, Sasuke no planea perdérselo, así que vendrá a desayunar y nos encargaremos de Sarada.

He de decir que todo salió de maravilla con esa primer ducha, no hubo llantos por parte de  la bebé, ni dificultades para nosotros, Sasuke la sostuvo dentro del agua de su tina cuidando que su rostro quedara siempre lejos del líquido y yo me encargue del baño como tal. El único problema vino cuando la pequeña obtuvo un ataque de hipo que solo se calmó vistiendola de forma rápida y abrigada, envolviéndola en sus mantas y recostadola sobre Sasuke, a la altura del corazón.

-  Los chicos quieren hacerme una despedida de soltero, idea del imbécil de Naruto. - Comenta aún recostado con Sarada,  mientras yo intento poner orden en las pertenencias de la pequeña.

- Ino también me lo sugirió, bueno mejor dicho, me lo avisó.- Ambos suspiramos sabiendo que no hay forma de que nos libremos de nuestros respectivos mejores amigos.

Cuando los Akatsuki hacen su entrada en mi casa para vernos a la bebé y a mi es que Sasuke se decide a irse a arreglar un poco antes de que Naruto venga por él para asegurar su asistencia y mientras nosotros estamos en las respectivas celebraciones, los Akatsuki se ofrecieron a cuidar a Sarada aunque, según Sasuke, el día de ayer Naruto les insistió a Itachi y a Nagato que fueran con ellos e insistió tanto que al final aceptaron, pero hasta entonces, Itachi había dicho que deseaba pasar el mayor tiempo posible con su sobrina y por eso también está en mi casa.

- ¿ Qué tal estuvo la búsqueda del kimono ideal? - Pregunta Itachi con Sarada en brazos mientras Kisame agita delante de ella un muñeco chillón llamando totalmente su atención.

- Fue un auténtico fracaso, me probé la tienda entera y ninguno les agrado. - Respondo bajando la cabeza un segundo y luego mirando mal al rubio que se encuentra recostado en mi cama lanzando y atrapando una pequeña pelota de esponja, para la cual Sarada aún es muy pequeña.

- Te hicimos un favor, cerezo ingrato. - Bufa sin mirarme y luego se incorpora.
》Pero bien, si tanto crees que nos hemos equivocado, deja que Sasori y yo nos encargemos de ese pequeño detalle. - Estaba lista para negarme, pero en ese momento noto un detalle, la mirada del rubio es retadora y la de Sasori,  quien junto con Nagato se encontraba acomodando los regalos desordenados de la bebé, es expectante, lo que de algún modo me dice que ambos me están probando y esperan que diga que no. Era ni más ni menos que una prueba de mi confianza hacia ellos ahora que mi vida ya no dependía de ellos.

-Bien, ustedes encárgense de eso. Ya tienen una idea de lo que quiero, pero por favor tenganlo listo para ese día. - La sonrisa que todos me dedican me dicen que he respondido correctamente y que eso, ha hecho a los cinco muy felices.

Pasamos casi toda la tarde conversando, peleando y tonteando como cuando estabamos en la cueva, la cual según me contaron se destruyó durante la pelea con los chicos. Cerca de las cinco me pongo algo más presentable y me arreglo un poco,  finalmente a las seis en punto Ino aparece en la puerta de mi casa lista para secuestrarme, saluda muy secamente a los chicos y me jala para que nos vayamos.

- Aún no puedo creer que los hayas revivido y aún menos que los dejes en tu casa cuidando de Sarada, quiero decir son ninjas perversos. ¿No te preocupa ni un poco?  - Se queja mientras caminamos al encuentro de las demás.

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